miércoles, 8 de junio de 2011

Feliz cumple Elizabeth!

El sol asoma entre las colinas de Kerikeri marcando el inicio de una nueva semana. Una inusual calma es ama y señora de las calles del pueblo. A pesar de ser Lunes, lo comercios están cerrados, los contenedores de basura medio llenos, la biblioteca pública a puertas cerradas niega su vasto conocimiento al mundo y el único semáforo de la calle principal osilla inútilmente entre el rojo y verde a los ojos de nadie. Desde el interior de nuestra morada, el ronquido de 5 personas le hace coro al cantar de los pájaros en el exterior; que son los únicos que parecen haber olvidado que hoy nadie trabaja.

Mientras tanto, en alguna habitación del palacio de Buckingham, un sequito de asesores aconseja a la Reina acerca de que sombrero elegir para tan especial acontecimiento. Hay excitación y mucha expectativa. A diferencia de un día regular, donde seguramente se pasen largas jornadas debatiendo sobre qué es lo mejor para el futuro del pueblo Ingles, hoy toda la corte real tiene una tarea asignada y todo tiene que salir bien. En el salón principal, decoradores terminan los últimos detalles y en la cocina el chef coloca la ultima vela en la torta, la número 118.

Hoy, lunes 06 de Junio, es el cumpleaños de Elizabeth II, reina de Inglaterra. Es feriado nacional Y PAGO en Inglaterra y todas sus colonias, incluyendo por supuesto, Nueva Zelanda.

“Jesús, Buda, Alá por favor que no llueva mañana!!!” eran nuestras plegarias el Domingo. Al parecer nos escucharon y las divinidades nos dieron un día hermoso para levantarnos a la hora que se nos cante el orto, a hacer lo que se nos cante el orto y que nos paguen como 8hs de trabajo duro.

Por supuesto ya teníamos un plan, por si el día llegaba a estar agradable, así que lo pusimos en marcha. Desayunamos, cargamos las viandas (sándwiches) en los vehículos, la pelota (fundamental) y partimos con rumbo norte. Una hora y varias paradas en la ruta a sacar fotos después, pusimos un pie en Matauri Bay.

Matauri Bay es una paradisiaca playa de arenas blancas y forma de paréntesis. Comienza a los pies de una verde colina de mediana altura y suave pendiente y termina unos 800 metros más adelante en los acantilados de de una colina de mayor altura que irrumpe en el mar en forma de península, por lo que está casi en su totalidad rodeada de mar, como una pequeña isla. Cuenta en el extremo opuesto con una playa de arenas negras, producto de miles de años de actividad volcánica.

En la playa nos encontramos con dos grupos de amigos, que conocimos trabajando en el picking. Como todo grupo de Kerikeri le sobran hombres y le faltaban minas, pero para esta ocasión fue perfecto para armar lo que fue, después de almorzar y tomar sol un rato, un excelente partido de futbol. En una buena porción de arena húmeda, Ingleses, alemanes, checos, neozelandeses, chilenos, uruguayos y argentinos nos dividimos en dos equipos de siete jugadores cada uno.

Partidazo de por medio el resultado final fue 6 a 5. Metí cuatro de los cinco goles del equipo perdedor. Luego, ya atardeciendo, los más valientes se fueron a pegar un chapuzón. El día estaba hermoso, pero el agua helada, recordemos que acá también es fines del otoño. Mientras que los mas cagones y friolentos preparamos unos mates que fuimos a tomar, después de media horita de treking, a la punta de la colina norte, la más alta. Desde donde vimos el atardecer.

La aguja acababa de pasar el 6 en el reloj cuando el sol ya se había ido y solo quedaba un tenue y frio resplandor de su presencia. Pero teníamos un as bajo la manga para las últimas horas del día. Si hay alguien que trabaja un fin de semana largo, es justamente alguien que vive del turismo. Como por ejemplo el encargado del complejo de aguas termales ubicado a media hora de Kerikeri.

Ya forzando la vista para ver en la oscuridad que cada minuto se hacía más espesa, subimos todo al auto y partimos con rumbo sur. Media hora después, vimos pasar el cartel de bienvenidos a Kerikeri. Unos 40 minutos más en la ruta 10 y ya nos empezábamos a preguntar si no nos habíamos perdido cuando de repente un olor inmundo inundo el auto. Una peste abominable, como un balde lleno de huevos podridos que estuvo todo el día al sol. La pregunta se disparó a coro, casi por acto reflejo: “¿Quién fue el hijo de puta que se cago?!”. Se hacía difícil respirar entre tanto olor a mierda, pero la indignación era más fuerte y la pregunta se reformulaba entre los pasajeros cada vez con más agresividad, exigiendo una pronta respuesta. Desconcertaba el hecho de que ninguno tenía la sonrisa disimulada del “fui yo, pero me estoy haciendo el boludo, por que salió un pedo más feo de lo que me esperaba” o la sonriso orgullosa del “que buen pedo me tire! Fúmenselo!!!”. La sorpresa llego al darse cuenta que el olor aumento exponencialmente al abrir las ventanas. Reinaba un desconcierto general cuando finalmente vimos el cartel:
“NGAWHA SPRINGS, piletas naturales de agua de azufre”

Haciendo uso de un eufemismo forzado, definiré el complejo como “rustico”. Escasamente iluminado, contaba con unos 30 piletones naturales, reforzados estructuralmente con robustos tablones de madera. Los mismos tenían diferentes temperaturas que iban desde los 28°C hasta unos increíbles 52°C. De más está decir que en estos últimos era imposible mantener una parte del cuerpo bajo el agua por más de 3 o 4 segundos sin quemarse. El agua de todos ellos, color marrón oscura, los hacía aun menos atractivos. De cualquier manera, ya estábamos ahí y no nos íbamos a tirar para atrás. Como eran ya más de las 7 pm, además de nosotros 5 había unas 4 personas más en todo el complejo y un inquietante silencio se veía perturbado solo por el cantar de los grillos.

Intenten por un instante visualizar la imagen: 5 personas mirando desde el balcón de la administración hacia abajo, en silencio y con caras de decepción; donde desparramados aleatoriamente y sumidos en las penumbras estaban los pestilentes piletones de aguas marrones emanado vapor constantemente. Pero, como dice el dicho: “la mente es como un paracaídas, funciona mejor abierta”. Y así hay que tenerla, abierta a nuevas experiencias; siempre probar, si te gusta repetir y si no te gusta no hacerlo más (obvio hay algunas excepciones a esta regla…).

El encargado nos aseguro que el agua es sumamente limpia y el color y olor son producto del azufre. Los locales llaman a estos piletones “healing waters” (aguas sanadoras). Al parecer el altísimo nivel de azufre al que hacía referencia el encargado, generado por la intensa actividad volcánica debajo de la tierra (además de darle ese color marrón oscuro y ese olor a huevos podridos) posee excelentes propiedades para tratar todo tipo de males. Además de beneficiar considerablemente a la piel. Está prohibido meter la cabeza abajo del agua por riesgo a perder la vista…de cualquier manera basta con mirarla y olerla para saber que no es una buena idea.

Agua caliente es agua caliente, y siempre es una sensación agradable meterse a pesar de que se vea como mierda y huela como tal, así que nos pusimos la maya, nos metimos, lo disfrutamos y nos quedamos hasta que nos echaron.

Después de pasar todo un día en la playa, hacer treking, jugar al football, meterse dos horas en aguas termales, llegar a casa y pegarse una ducha NADIE tenía ganas de ponerse a cocinar; así que terminamos el cumpleaños de la Reina yendo a comer al Mc Donalds.

De vuelta en casa, me saqué la ropa y me desplomé en la cama. Ya me estaba quedando dormido cuando entro el Chichi a la habitación.
_ Que buen día hoy no?
_ Se, espectacular!
_ Bueno, pasaba a saludar nomas… ¿me pregunto cuándo será el próximo feriado?.
Esto último lo preguntó en voz alta, pero casi en un susurro, como hablando consigo mismo. Y volviendo a mirarme completó con normalidad:
_ Hasta mañana Bob!
_ Hasta mañana Guevo!
Me volví a acomodar en la cama y mientras se alejaba caminando para su cama, lo oí contestarse a si mismo esa pregunta que se había formulado.
_ Y… debe ser en el cumpleaños del Rey…

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