miércoles, 18 de mayo de 2011

Un día en la vida de un picker

Son las 7:00 am y el sol comienza a despegar entre las verdes colinas de Kerikeri, despertando con tenues rallos de luz a todas las aves, y estas a su vez nos despiertan a nosotros con su variado cantar. Esta primera alarma natural es la gran mayoría de las veces ignorada y volvemos al mundo de los sueños por unos 45 o 60 minutos más que es cuando recibimos el mensaje de texto diciéndonos a qué hora empezamos a trabajar ese día. Debido a que la piel del kiwi es muy sensible cuando está mojada, hay que darle un cierto tiempo al sol para que seque la fruta de la humedad del rocío matinal o de las lluvias nocturnas. Por lo tanto algunos  días comenzamos a trabajar a las 9am, otros al medio día y otros días directamente nos envían un “too much rain today guys, take the day off” y no trabajamos en todo el día.

Son las 8:15 am, salgo de la cama me pongo las pilchas de laburo (jean si está fresco, short si promete calor) y me voy al living. Generalmente soy el primero en levantarse; aunque algunas veces ya está sentado en la mesa el Chichi, mirando al patio por los grandes ventanales del living, entre sorbo y sorbo de mate. Café con leche, tostadas con manteca y mermelada; vianda, agua y campera impermeable a la mochila y listo para salir. El barrio es tranquilo, silencioso, perdido entre las colinas y los arboles. Nuestra casa queda en una calle sin salida así que no se ven ni autos ni gente circulando. Paz. Los pájaros no dejan de cantar, el sol no para de subir y la mañana se hace rápidamente cálida. Mientras arrancamos el auto le hecho un vistazo a la ropa en el tendedero y puede verse el vapor saliendo de la misma.

Son las 9:00 am y manejamos por los alrededores de KeriKeri. Los campos que trabajamos son chiquitos, por eso cada 2 o 3 días toca un campo distinto. Nunca más lejos que 20km del centro de la ciudad. La ruta es sinuosa y ondulante, llena de subidas y bajadas. El paisaje deslumbrante. El verde de las colinas es muy difícil de describir, pero de tener que definirlo en una sola palabra diría “intenso”. Acá y allá árboles de todo tipo, pequeños bosques naturales y muy densos, salpicones de vacas y ovejas completan la magia.

Son las 9:15 am, llegamos al campo. Nos ponemos las bolsas de recolección y nos metemos abajo de las parras. La planta de kiwi es un árbol de tronco muy fino que naturalmente crece poca altura y luego sus largas ramas caen por el peso de su fruto hasta el suelo. Por este motivo la gente que los siembra, clava marcos de madera, tiran alambres a unos 2 mt del suelo y guían las ramas de la planta por sobre estos alambres. Formando un espacio de aproximadamente una hectárea  de un techo de grandes y anchas hojas color verde oscuro debajo de las cuales cuelgan a la sombra y uno al lado del otro los frutos a cosechar. Hay un fuerte olor a tierra mojada que se mescla con el suave olor que dan los kiwis aun verdes (se cosechan antes de madurar). Esta agradable combinación de olores naturales se ve interrumpida por el cachetazo que pega el diesel quemado por el motor del tractor que lleva los grandes cajones de madera donde descargamos nuestras bolsas.

Son las 10:00 am, el cielo se cubre de punta a punta de pesadas nubes grises, sin dejar ni un solo rastro a la vista de celeste; y comienza una lluvia finita pero abundante que bajo el techo de hojas de la parra, se siente de mayor intensidad de lo que realmente es.

Son las 10:15 am, el cielo está totalmente despejado de nuevo. Ni un rastro de nubes de punta a punta, el sol muestra de nuevo su rostro y comienza a evaporar las gotas de la reciente llovizna. Estos cambios bruscos de clima son muy frecuentes, incluso varios en un mismo día.

Son las 11:15 am, los supervisores gritan “somoke breake”, todos se sacan las bolsas, caminan afuera de la parra y se tiran en el pasto a descansar. Algunos fuman un pucho, otros toman agua, otros comen alguna fruta. Quince minutos después, volvemos al trabajo.

Son la 1:15 pm, y los supervisores esta vez gritan “lunch breake”. Tenemos media hora para sentarnos al sol en el pasto o sobre algún tronco caído a comer un sándwich; pero hoy estamos trabajando en un campo cuya parra está construida al lado de un río y hay una espectacular cascada de unos 6 metros de alto, con un pileton enrome abajo, a menos de una cuadra de donde están las parras. Así que todos van a comer allí y varios nos sacamos la ropa y saltamos desde lo más alto de la cascada al pileton de abajo (ver video en facebook!). El agua esta helada! Pero es muy refrescante y entretenido. Luego si, almorzamos al sol mientras nos secamos. Y media hora después, volvemos a la sombra de la parra.

Son las 3:15 pm y tenemos nuestro segundo descanso. El sol empieza a bajar, pero la temperatura aún es muy agradable. Unos quince minutos de charla con alguno de los compañeros de nuestro internacional grupo (dos franceses, tres alemanes, dos canadienses, un dinamarqués, un singapurense, dos maoríes y tres neozelandeses no maoríes) y vuelta a pickearla.

Son las 5:15 pm y el grito esperado: “empty out guys”. Todos vacían las bolsas, se llena el ultimo tractor, nos subimos al auto y manejamos de regreso a casa atravesando ya las sombras largas de los arboles, causadas por el incipiente atardecer.

Son las 6:00 pm y ya estamos sentados en el patio, mas abrigados, viendo el atardecer y escuchando los silencios. Algunos con el mate, yo con el café. ¿Y después? Primero una ducha y luego lo que surja: un truco, un rato de tele, un libro, escribir un post para el blog…

Son las 9:00 pm, ya estamos sentados en la mesa comiendo unos fideos con crema de hongos. Terminamos, un rato de tele y a la cama tempranito; generalmente antes de las 11. El pueblo no tiene mucho que ofrecer después de las 5pm ya cierra todo y solo los sábados hay un bar que casi parece lleno entre las 10 y las 12.
Bueno, esto es un típico día en nuestras vidas. Cabe la aclaración que nada de lo dicho anteriormente esta exagerado para hacer esta narración más interesante. Pero si hay algunas omisiones, de algunas cosas no tan positivas. Terminamos el día bastante cansados físicamente. El trabajo es bastante repetitivo y aburrido. No requiere ningún tipo de esfuerzo mental. Esta permitido charlar mientras juntas, pero no escuchar música. Por lo que al estar trabajando se generan ratos muy largos donde se encuentra uno con uno mismo, y si no te llevas bien estas en un problema. Por esto quiero decir que el laburo te da muchísimas horas para pensar y luego depende de vos y en qué tipo de pensamientos tenes.

Yo por mi parte pienso mucho en el futuro, cuales son las posibilidades de este viaje a corto y largo plazo, que voy a hacer cuando vuelva a Argentina, que lugares me gustaría visitar y como llegar a ellos, etc. Cada tanto me vienen algunos recuerdos: de otros viajes, de momento con amigos, con amigas, con la familia, etc. Pero todos los vivo bien y no con tristeza. También intento disfrutar el “acá y el ahora”, charlo mucho con los pibes de otras nacionalidades y les pregunto mucho sobre sus formas de vida y sus culturas en general. También intento aprender un poco de francés y alemán. Ya se pedir una cerveza en 7 idiomas!!! Y se decir gracias en 12 (gracias, grazie, thanks, danke shun, obrigado, mergsi, spasiva, cheers, ta, domo arigato, dank, shishe), aclaro que lo sé decir, no escribir.

También es un re garrón que no haya joda. “Esh imposihbleeee” diría Capussotto. Al no haber bares y al no vivir en un hostel se complica conocer gente. Looking at the bright side un poco de vida sana no hace mal.
El último aspecto negativo es el tema de la paga, que es el sueldo mínimo. El laburo nos permite pagar la casa, la comida, la nafta y ahorrar unos $1000 dólares neozelandeses por mes (si el mes es bueno, no llueve mucho y gastamos poco). No es lo ideal, pero sabemos que hay mucha gente que esta acá en Nueva Zelanda sin laburo (perdiendo plata), viviendo en un hostel (nosotros en la casita estamos re piola), sin auto, o sin posibilidades de ahorro (gastando lo mismo que ganan). Cabe la aclaración con $1000 dólares (lo ahorrado en un mes), yendo de hostel en hostel, podemos vivir viajando más o menos un mes y medio (incluyendo alojamiento, comida y nafta). Por lo tanto la idea es más o menos esa: sobrevivir el invierno laburando y ahorrando lo que se pueda y gatillarla en primavera y verano viajando… pero bueno, ya estoy hablando mucho de los planes a futuro y este post tendría que haber terminado hace unos 15 renglones.

Son las 8:15 pm del lunes 16 de Mayo y yo me estoy yendo a cocinar un bife con ensalada...

miércoles, 11 de mayo de 2011

Un pequeño lugar en el mundo llamado KeriKeri

Exactamente 5 minutos después de dejar la autopista que te lleva de Auckland hacia la ruta 1, fue que sentimos la sirena…En un principio lejana, pero aumentaba su intensidad rápidamente. Alguien adentro del auto dijo: “es la primer persecución que vamos a ver en Nueva Zelanda, que bien! Estén atentos a cuando nos pasen a ver si el perseguido tiene cara de sudaca!”. Cuando la moto del oficial de policía siguió sonando exactamente atrás nuestro por varios metros sin pasarnos, nos dimos cuenta que era nuestro auto el que el oficial quería que se detenga.

Paramos en la banquina. Se bajo de una poderosa BMW un especie de robocop del futuro con un casco que parecía los que usan los pilotos de la fórmula uno, con micrófono interno y toda la cosa. Resulto ser bastante simpático, en contradicción con su apariencia y nos dijo algo que ya sabíamos: “muchachos, creo que este auto va con mucho peso”. Resulta ser que alguien en la autopista advirtió que el auto se tambaleaba mucho debido al peso de los 5 ocupantes y sus respectivas valijas y mochilas; y llamo a la policía.

Después de pedirnos los datos y papeles (obvio todo en orden), el tipo nos hizo cambiar de conductor y nos dijo que nos iba a seguir unos metros a ver si el nuevo conductor podía mantener el auto mas derecho. Toda la responsabilidad del futuro de nuestro viaje quedo en manos de Nachito; que manejo, con gotas de sudor en su rostro, el tiempo que nos siguió el zorro, como si el auto fuese un hilo y la ruta la aguja a enhebrar.
Nos siguió durante unos 15 minutos y luego acelerando nos pasó haciendo un gesto internacionalmente comprehendido: un pulgar hacia arriba.

Durante las cuatro horas siguientes nos sentimos “la comunidad del anillo”, atravesando hermosísimos paisajes montañosos, bosques, túneles, y viendo de vez en cuando el mar a nuestra derecha en algunas pausas que daba la frondosa, irregular y heterogéneas vegetación.

Finalmente vimos un amistoso cartel de madera tallado a mano: “Welcome to KeriKeri”. KeriKeri es un pueblo que a pesar de su reducido tamaño, tiene una intensa actividad turística durante el verano y una igualmente intensa actividad agropecuaria (cosecha de kiwis, mandarinas y manzanas) durante el otoño. Es por esto que cuenta con dos supermercados, varios restaurants y cafes (incluyendo mc donalds las 24hs) y otros negocios varios. Es sumamente pulcro, ordenado, rodeado de colinas, bosquecillos, plantaciones y arroyos que lo atraviesan por doquier y van a parar a un rio mayor que 15 kilómetros mas al este desemboca en el océano Pacifico. El clima es sumamente tropical: muy húmedo, hace calor durante el día y refresca a la noche, pasa de muy soleado a lluvioso rápidamente en cualquier momento del día.

Objetivo uno: buscar alojamiento. Nuestra primera parada fue en un pequeño puesto de información, que a la vez era taller mecánico, cafetería y museo de autos antiguos. El dueño nos dio un mapa del pueblo indicándonos donde quedaban los lugares que nos podían interesar, que claro está, eran los más baratos. Los lugares que vimos, todos hostels, nos resultaron agradables. Todos ellos ubicados en las afueras del pueblo, en el medio de la naturaleza, y con mucha gente joven. A pesar de estas cualidades no dejaban de ser hostels, en los que tenes que compartir baño, cocina y habitación con gente que no conoces. Y en el más barato nos cobraban la semana $120 por persona. Al ser 5, la suma ascendía a un total de $600 por semana. Cantidad suficiente como para alquilar una buena casa.

Ya empezaba a oscurecer y aun no teníamos donde pasar la noche cuando aleatoriamente nos detuvimos a preguntarle a un hippie/rasta que pasaba caminado que nos indique la forma de volver al pueblo, porque nos habíamos perdido y de paso si sabía de algún lugar donde pudiésemos hospedarnos. Nos habló de un lugar al que hacía muchos años el no iba, pero sabía que hospedaban gente; y sin nada que perder, fuimos a ver de qué se trataba.

“Pagoda Lodge” resulto ser una construcción muy antigua de carácter oriental (desconozco si chino, japonés, etc) que actualmente remodelado es una especie de santuario-budista-resort. Está ubicado en las afueras del pueblo, es un lugar hermosísimo, construido sobre los lindes del rio Kerikeri, rodeado de una muy variada vegetación, cuenta además con varias fuentes y estatuas de buda, además de otros objetos/estatuas de carácter oriental que desconozco nombre y función. La construcción original todavía se mantiene, pero dividida en habitaciones que se alquilan por separado. El encargado de mantener y sacarle jugo a este lugar es un tal Steven, un hombre de unos 36 años, pelado, de apariencia relajada, rostro bondadoso y una extraña espiritualidad. Steven, es budista y vive con su esposa en una casa más moderna ubicada dentro del mismo complejo.

Muy amablemente Steven nos explicó que el lugar era seguramente “más caro que lo que nosotros debíamos estar buscando”. Nos recomendó volver a los hostels y nos despidió.

Ya estábamos con el auto en marcha sentimos que alguien nos golpeaba la ventanilla. Era Steven. Quería mostrarnos una de las opciones que ofrecía como alojamiento, que resulto ser la plata de abajo del edificio principal, muy antiguo, que contaba con dos habitaciones, baño, cocina y living propios. Equipada a full con todo (sabanas, toallas, cubiertos, etc), lista para ser habitada.

“Miren chicos, yo esto en verano lo alquilo a 120 dólares por día, para dos personas y 30 dólares mas por cada persona extra. Como ahora estamos en temporada baja y no hay mucha gente, el mejor precio que les puedo hacer es $500 toda la semana, por los 5”.

Las miradas cómplices entre nosotros 5 bastaron. No fue necesaria discusión alguna. Era de noche, estaba oscuro, el precio era excelente, el lugar hermoso y nos daba la tranquilidad de una semana para buscar una casa. No había nadie más hospedándose en el complejo, así que prácticamente era todo para nosotros. Por lo tanto, aceptamos de muy buen agrado, pagamos por adelantado y descargamos todas las valijas del gremlin.

Mientras nos mostraba la casa y nos daba algunas indicaciones menores, encontramos en el baño una polilla que revoloteaba por doquier. Steven, que era quien encabezaba el grupo, abrió la mano, con la palma hacia atrás, en clara señal de que nos detuviéramos. Dio unos pasos, lentamente acerco ambas manos hacia la polilla y gentilmente la capturó. Salió del baño, camino hacia la puerta de la casa (aun abierta), se agacho y la deposito en el suelo. Se incorporó, volvió a la casa y explico: “como budista no puedo matar a ningún animal”. Cuando se fue tuvimos la extraña sensación de que Steven no caminaba, sino que se deslizaba a unos pocos centímetros del piso y de que una extraña aura luminosa lo cubría…

Al día siguiente fuimos al supermercado a hacer una compra general. En la entrada al supermercado, hay un tablero enorme donde la gente pega clasificados. Fue, ahí donde encontramos la casa ideal. Tras llamar a varios avisos, finalmente acordamos ver una casa con una señora. La casa queda casi en el centro del pueblo, es muy grande, dos baños, tres habitaciones, living grande, cocina y jardín. ¿el precio? $350 por semana. Firmamos los papeles, hicimos el depósito y ya tenemos casa para cuando se nos termine la semana en Pagoda Lodge.

Objetivo dos: Buscar trabajo. Sabíamos que hay mucho trabajo en la cosecha por que el clima nefasto de las últimas dos semanas (lluvia sin parar día y noche) hizo que se retrasara el proceso de despojar la planta de su fruto, ya que el kiwi solo puede ser cosechado cuando está seco. Primero dejamos curriculums en todos los cafés, restaurants y negocio posibles. Pero en todos nos decían lo mismo: “ya terminó la temporada, no creo que necesitemos gente”. Fuimos entonces a las tres empresas principales que se dedican a cosechar los campos de la gente de la zona. En todas nos dijeron que necesitaban gente, que nos iban a llamar. La primera en hacerlo fue “Orangewood”. Y el miércoles 3 de Mayo alrededor de las 10:30 am coseche mi primer kiwi.

El trabajo no es tan duro como parece. Trabajamos a la sombra de la parra todo el día. No hace ni frio ni calor. No transpiramos. De manga corta y short estamos frescos y cómodos. Si es bastante monótono y repetitivo, pero no requiere ningún tipo de esfuerzo mental. Lo bueno es que se labura en equipos de 10 o 12 y son todos pibes jóvenes, de todas partes del mundo, viajando igual que nosotros. Nos dejan charlar mientras juntamos, así que se puede aprender un poco de otras culturas charlando. El ambiente de laburo es relajado, no nos cagan a pedos y nos dan dos recreos de 15 minutos y uno de madia hora para comer algo tirado en el pasto, a la sombra de algún árbol.

El dato anecdótico: al día siguiente de dejar Auckland, un tornado arrasó gran parte de la ciudad, dejando un saldo de 3 muertos y varios heridos. Mientras en KeriKeri salía el sol y se mantuvo constante por siete días. Siete días soleados que los pasamos debajo de la parra de kiwis, haciendo plata, para recuperar lo gastado en las pasadas dos semanas.

Hoy es el primer día lluvioso y por eso me he dado un tiempo para escribir estas líneas. Nuestro futuro a corto plazo en bastante incierto y a largo plazo totalmente desconocido. Por lo tanto el próximo post, será novedoso tanto para quien lee como para quien escribe.

martes, 3 de mayo de 2011

welcome to Auckland

Aterrizamos en Auckland, después de un largo viaje que se hizo muy ameno gracias a que el postre de nuestra cena en el avión fue una pasti para dormir, que nos hizo quebrar el cogote arriba de la bandejita de plástico con los restos de pollo antes de que la aeromoza pueda retirarla.

En el Aeropuerto conocimos a un pequeño personaje que estaba intentado comprar un boleto de colectivo, pero la cosa se le estaba poniendo peluda por la diferencia de idiomas. Este personaje resulto ser Marquitos o "el crodobez" como ya lo hemos renombrado. Y como no tenía ni idea donde ir a parar, se vino con nosotros a "BASE": el hostel donde nosotros teníamos reservación.

El hostel es espectacular! Queda en pleno centro de Auckland. A una cuadra de la Sky Tower, emblema de Nueva Zelanda y de la ciudad. Es enorme, tiene varios pisos, es limpio y muy organizado. Tiene un boliche en el subsuelo, un bar en una terraza, un gran salón comedor, cocina, pool, dos salones de televisión y un lugar grande con sillones para hacer huevo. Recorrimos un poco otros hostels y el nuestro resulto ser el mejor, pero también de los más caros, sino el más caro.

Conocimos muchísima gente, entre los que destacan algunos personajes como una chica Maori (pura sangre), muy buena onda que era como la RRPP del hostel, conocía a todo el mundo ahí adentro. Le pedimos que nos enseñe el Haka, pero nos dijo que no se les permite hacerlo a las mujeres. Algunos chilenos, brasileros, ingleses, alemanes, kiwis (nativos de Nueza Zelanda), australianos y por supuesto también argentinos. Un tal Nacho, que andaba viajando solo y acababa de llegar se nos sumó al Guevon y al Cordobés, al vernos una mañana desayunando con mate; y completamos un hermoso grupo de 5 con un uruguayo de nombre Federico que también andaba viajando solo a pesar de su corta edad de 18 años. Lo bueno del uruguayo es que se vino de su tierra natal con 6 kilos de yerba… una buena provisión!.

Auckland resulto ser una ciudad bastante diferente a lo que todos esperábamos. Es limpia, ordenada y moderna. Es bastante chica, por lo menos el centro comercial lo es. No recorrimos mucho de las zonas residenciales de los alrededores. Sorprendió gratamente lo cosmopolita que es: en las calles se ven personas de TODO el mundo; pero lo que más hay son asiáticos, ingleses, turcos y alemanes; en ese orden. Realmente no me esperaba taaanto asiático. También se pueden ver mujeres musulmanas, de esas que andan COMPLETAMENTE tapadas de negro, a excepción de una pequeña abertura en los ojos para poder ver; así como también Maories con la cara toda tatuada, y argentinos con cara de turistas sacando fotos para todos lados.

Sorprendió también gratamente la cantidad de gente joven que hay. Hay mucha, pero mucha gente viajando como mochileros, de todas partes del mundo. Y lo bueno es que Auckland y, por lo que nos dijeron, todo Nueva Zealanda esta super preparado para ellos. Ofreciendo laburo, servicios, hospedaje, comida, entretenimiento, etc, etc, etc especialmente pensados para "backpackers".

Todas las personas que conocimos, andan viajando de un lado para el otro todo el tiempo. Nunca se quedan más de un mes en un mismo lugar. Pegan laburo cuando se quedan sin plata y después siguen viajando. Sin importar lo mal que te valla, nunca te vas a quedar en bolas; ya que por ejemplo los hostels, te dan alojamiento gratis si ayudas con la limpieza 3 o 4 hs a la mañana, y después podes vivir comiendo lo que dejan las personas que se van del hostel.

Después hay algunas cosas que también sorprendieron pero no gratamente: si bien la ciudad es bien de primer mundo tiene algunas cosas más cabeza: es bastante cara en general, alojamiento, pilcha y comida; el transito no es tan bueno, los autos no frenan para dejar pasar a los peatones, los peatones se cagan en los semáforos, no es obligatorio tener seguro contra terceros, etc; hay indigentes en las calles e incluso limpia vidrios en los semáforos, esto nos puso un poco nostálgicos!

La gente es fría, por lo menos los asiáticos. Hablan muy poco y van siempre en la suya.

De la existencia de mucha gente joven, y del hecho de que están todos viajando se desprende una de las mejores características de Aucklan: La Joda. Salimos las 5 noches que estuvimos en Auckland, la pasamos EXCELENETE las 5 noches. Los bares organizan una movida distinta todos los días que generalmente pasa por algún juego, competencia, o fiesta temática que termina en regalar escavio toda la primer parte de la noche para que te quedes consumiendo después. La gente en los boliches es super abierta! Todo el mundo baila, charla, toma y se divierte a pleno. La cosa es bastante promiscua también… nadie tiene enrosques y todos saben que cualquier cosa que pase va a durar lo que dure la estadía en Auckalnd, y después cada uno sigue su camino. Todas las personas que conocimos están hace menos de una semana en la ciudad y se van en menos de una semana a su próximo destino. En el boliche de abajo del hostel todos los días era igual: tipo 21 arrancaba tranqui con gente tomando, tipo 23 todos bailando a pleno, tipo 00 30 ya todos tenían alguien con quien chapar, tipo 3 ya muere para los que se quedaron jugando al pool.

Yo por mi parte los primeros días conocí una chica alemana, de Berlín, 20 años, rubia, ojos claros, flaca y muy bonita de cara con la que anduve casi toda la semana. Estaba parando en el mismo hostel que nosotros, era muuuy buena onda y simpática. Llegamos a conectar bastante, pero como bien lo definió ella el día que nos fuimos de Auckland y nos separamos: "la vida del mochilero es así, emociones fuertes y cortas".
De la ciudad también conocimos el puerto que es gigante y dos parques enormes y hermosos. Muy bien cuidados y con muchísima vegetación sobre todo uno de ellos, que además contaba con arroyos y pequeños estanques.

Como todo el mundo anda en constante movimiento de una ciudad a otra, se consiguen buenos negociados de cosas: yo coroné un celular con chip y crédito a $20 por que la inglesa que me lo vendió en el hostel se volvía a Inglaterra a la tarde. De la misma manera compramos el auto. Una pareja que había estado viajando por 8 meses y seguían viajando pero en Australia, nos venido una rural Ford, verde, modelo 94, full, con papeles al día y un set completo de camping (carpa, aislantes, anafe, ollas, etc) a $1200 dolares neozelandeses: algo así como $1000 dólares americanos.

Años de jugar al tetris en el Family game nos dieron la capacidad suficiente para meter las valijas y bolsos de los 5 en el baúl en esta rural que hemos llamado cariñosamente "el gremlin". Fede, Nacho, el Cordobez, el Guevon y yo decidimos dejar la joda de Auckland para irnos a vivir un poco más en contacto con la naturaleza y ver que más tiene para ofrecer este país. Y la soleada mañana de un 30 de Abril, dejamos "la base"…

Aqui me pongo a cantar...

Finalmente, después de ser alentado reiteradas veces a comenzar con un blog; es que yo: Mariano de la Canal, me he decidido a hacerlo. El hostigamiento decisivo, estuvo en manos de mi compañero de viaje: Jeremías Sosa, alias el Chichi o el Guevon, quien también aportará subidas a este blog; si es que él mismo prospera en el tiempo (por él me refiero al blog y no al Guevon, a quien le auguramos larga vida).

Este blog tendrá tres objetivos principales: El primero mantener informados de cómo nos está yendo en este viaje a Nueva Zelanda a nuestros familiares, amigos y las personas que realmente nos quieren; que imagino serán las únicas que se pongan a leer esto.

El segundo, el que ha sido el objetivo primero de varios grandes escritores y/o de famosas obras en la historia de la literatura que consiste simplemente en una liberación de quien escribe. Así como Ana Frank encontró en la escritura de su diario una válvula de escape, una forma de contarle a "alguien" todas las cosas que estaba viviendo. Nosotros nos disponemos a escribir este blog, en condiciones menos opresoras y con resultados, esperemos, mas venturosos y afortunados!

El tercer y último objetivo, es el de aportar algo a la internet que nos ha dado tanto. Internet se ha hecho grande gracias a la gente que crea contenido,a los que suben fotos y no a los que bajan, a los que escriben cosas y no a los que leen, a los que filan y suben porno y no a ...bueno y no al resto... Encubierto en este punto está la idea de crecer como una multinacional de internet con acciones en la bolsa y finalmente ser comprado por Google por algunas monedas de su alcancía.

Realizada ya la presentaciones de quienes escriben, de los objetivos de este blog y sin la necesidad de más preámbulos, me despido hasta la próxima subida, que será en breve.