Estoy sentado en un taburete, en algún aula de la
Universidad Nacional de Mar del Plata. Mis pupilas oscilan del dibujo que estoy
realizando al libro de Arquitectura Moderna del cual intento copiar mi dibujo.
Mis manos pendulan en arcos que intentan recrear las perfectas curvas de esos
fantásticos techos. Al pie de la imagen, en el libro, se lee: “Opera House,
Sydney, Australia”. Mi mente se ausenta por un instante en otros pensamientos:
¿Cómo será por dentro? ¿Cómo será estar parado al lado? ¿Cómo serán sus
proporciones, su espectacularidad? Y
sobre todo ¿cómo será la ciudad que la rodea? ¿Sus calles, sus gentes?. Mi
vista se pierde en el techo, entre la blanca luz de los fluorescentes y me digo
casi en un suspiro: quizás algún día…
Y ese día llegó. Tan solo algunos años después. Hoy me
encuentro recorriendo las calles de esta maravillosa ciudad. Donde gigantescos
rascacielos se elevan majestuosamente hasta las nubes. Abajo, en cambio,
caminamos las hormigas entre fachadas de edificios antiguos, de una
arquitectura exquisita, impecablemente conservados y respetados por la
avasallante modernidad. Shopping comerciales, cafés, restaurants son el
empapelado de estas calles por las cuales circula un abundante, pero ordenado
caudal de gente, con un claramente dominante porcentaje de asiáticos e indios,
que entre ambos debe ascender al 80 u 85 % de las personas que se ven en las
calles. Muy similar a lo que veíamos sorprendidos en la calles de Auckland, en
Nueva Zelanda, allá, poco más de un año atrás. Siguiendo con la estadística y
los porcentajes, diremos que de ese 20% de los locales, la mitad son mujeres. Y
de esas mujeres el 90% deben ser (o parecen) modelos; no hay ni una que no
tenga un armónico corte de cara, nariz respingada, linda boca y sobre todo dos
faroles gigantes por ojos.
Las mejores ubicaciones de la ciudad, con hermosas vistas a
la costa y el puerto donde circula un igualmente intenso flujo de veleros y
botes, han sido destinadas a espacios públicos. Grandes plazas y parques.
Majestuoso jardines con una variadísima flora, caen con leves pendientes hacia
el océano, y se ven atravesados por serpenteantes caminos donde turistas y
locales circulan en armonía. Pequeños kioscos, bebederos y fuentes de todo tipo
completan el maravilloso paisaje, que transmite paz, en medio de una generosamente
poblada metrópoli.
Una vez en el puerto, de cara al mar, se elevan majestuosos
el Rey y la Reina de este reino.
Él, el Sydney Harbour Bridge, un puente de hierro descomunal, casi agresivo, une como un
potente brazo de acero dos pedazos de firme tierra, desde donde lo ve todo, y
es visto por todos. A pocos metros, celosamente contemplada por él, se
encuentra ella, la Casa de la Opera, por siempre blanca, por siempre fresca, por siempre moderna, por
siempre bella. Entre ambos, el mar; de una limpieza y transparencia
destacables, considerando la ubicación a los pies de una gran ciudad, con todos
sus habitantes, todos sus turistas y todos sus barcos.
Mis actividades durante el fin de semana fueron típicamente
turísticas. El universo me bendijo con dos excepcionales días soleados, de
temperaturas muy agradables considerando la época del año. Recorrí las calles,
cruce el Sidney Harbour Bridge a pie, di una vuelta de 360° alrededor de la Casa
de la Opera y entre hasta donde se permitía entrar sin haber pagado, recorrí
Shoppings y centros comerciales, hice una excursión guiada por la casa del
gobernador (con todos los protocolos y las giladas de la realeza), asistí al
museo de Arte Contemporáneo de Sydney (bastante decepcionante para ser
sinceros), también el museo de arte de Sydney (donde es difícil decir que es
más bello e inspirador: si el edificio en si o las obras que se hallan dentro),
y finalmente vi una impactante muestra fotográfica en la Biblioteca Pública, de
las mejores fotos del 2012 publicadas por la National Geographic y las
ganadoras del premio Pulizer; todas en calidad super HD y colocadas en grandes
marcos de 1.5m por 2.5m aproximadamente. La nota de color estuvo dada por el
casual encuentro en la calle principal del centro de Sydney (George st), con la
cantante y actriz del momento Katy Perry, quien se hallaba asistiendo a la
premier de su nueva película. Pude verla a menos de un metro, no solo a ella
sino también a otros famoso invitados a la premier como Emma Watson (la pibita
de Harry Potter, que ya está bastante crecidita).
También fluctué de actividades más snob, como sentarme en la
terraza de un restaurant italiano bien careta ubicado en el muelle con vista a
la casa de la Opera, a almorzar una buena pizza de jamón crudo, rúcala y
parmesano; acompañado como no podía ser de otra manera con una birra italiana
Moretti. A actividades más de mochilero como frecuentar los pubs de ultima de
“$3 dólar drinks all day all week”. Comer como un rey, tomar como un mendigo…en
la facu solía ser al revés. Si bien me di una pequeñísima pincelada, aun no me
hallo en condiciones de juzgar la joda australiana con precisión…habrá que
esperar.
A todo esto se preguntaran: ¿donde dormía el pibe? ¿Por qué
no entablo relación con otros mochileros en el hostel? La respuesta es porque
esta vez quise experimentar algo diferente al hostel. Tranquilos, no fue el
Sheraton ni el Four Seasons. Conseguí donde alojarme gracias a couchsurfing
(surfeando sillones).
Para aquellos que no conocen, cauchsurfing.com, es un sitio
web, similar a una red social donde personas de todo el mundo ofrecen
voluntariamente sus hogares a viajeros en tránsito pidiendo nada a cambio; luego
de la misma manera que ellos han compartido sus hogares, podrán ser bien
recibidos por otros miembros de couchsurfing en todo el mundo. De mas esta
decir que la confianza, el respeto y la buena predisposición son los tres
pilares que soportan el sistema.
Como yo soy un pibe de confiar, respetuoso y siempre bien
predispuesto (ponele…) me hice una cuenta y a los pocos días conseguí una
persona que me aloje en Sydney.
Hamis Fejo es un australiano que se mudo a Sydney a estudiar
medicina, tiene 21 años y una personalidad tan insulsa que no merece mayor
descripción. Su departamento en cambio es un modesto dúplex de estudiante, con
una excelentísima ubicación en pleno centro de Sydney. Por un departamento como
este paga $380 dólares por semana. No por la calidad del mismo, sino por su
ubicación. El duerme en el piso de arriba y me ofreció un colchón inflable para
que durmiera en la planta baja. Sabanas limpias, toallas, una llave extra del
departamento para que pueda entrar y salir a mi gusto y rematado en un “agarra
lo que quieras de la alacena” convirtieron a Hamish en un buen anfitrión.
A pesar de haberme encontrado con una bellísima y amigable ciudad,
y un buen lugar donde parar; los fantasmas siempre rondan en la cabeza. Las
dudas. ¿Conseguiré trabajo? ¿Cómo será? ¿Dónde viviré? ¿En qué ciudad? ¿Sera en
una casa?...¿Estere feliz?. Los de afuera dirán: “pero ya has hecho varios
viajes, estas canchero con eso”. No, nunca se está “canchero” al llegar solo a
un lugar que no conoces, donde no estuviste nunca, tan lejano de donde naciste
y te criaste, con su clima, sus distancias, su cultura, su gente. En mayor o
menor medida, siempre es un desafío.
Es por esto que en un vago intento por disipar estos fantasmas,
desde Argentina dedique mucho tiempo y esfuerzo mandando curriculums online a
cuanta oferta laborarl apareciera: desde “se busca tester de preservativos con
modelos vivas” a “vacante para escolta de la reina en su visita a Australia”.
En un 90% de los casos no hubo respuesta, en un 9% recibí un endulzado “sos un fenómeno,
pero no quedaste”. Pero un día, para mi sorpresa , mientras caminaba las calles
de Sydney, recibí la llamada…
Era Sally, del Green Island Resort, ubicado en una mini isla
sobre la gran barrera de coral, a 40 minutos en ferri de la costa de Cairns, en
el extremo norte de Australia, allá muy cerca de Indonesia.
Me decía que había quedado pre seleccionado para la posición
de barman en el bar de la piscina del hotel. Quería saber si era un momento
oportuno para realizar la entrevista telefónica.
MI respuesta fue obvia.
Sally prosiguió contándome los detalles del trabajo: La isla
pertenece al Santuario Billabong, es muy pequeña y solo tiene un Resort con 40
habitaciones. Mi trabajo seria de 8:30 a 16:30 en la barra de la piscina, sirviendo
todo tipo de bebidas. Estaría trabajando un mínimo de 38hs semanales, con
posibilidades de estirarse a 55 si es una semana atareada. Al pago es de 18.5 dólares
la hora, se le suman estadía paga en una habitación de hotel, 3 comidas
diarias, excursiones de buceo pagas, y “gigantescos” descuentos en productos
Billabong. También menciono que había una vacante de mozo, para la cual se me
estaba considerando, con los mismos beneficios pero mayor sueldo y sin
alojamiento y comida.
Sally le dio pie a Andrew, manager del área de comidas y
bebidas, poniéndonos en teleconferencia junto con el Manager general de la
Isla. La entrevista duro casi 40 minutos
donde me preguntaron aspectos de mi personalidad, porque había elegido
Australia, el teléfono de los managers que había tenido en otros restaurants y
cafes, y finalmente si tenía mucha experiencia como barman haciendo tragos. En
lugar de decir: “NO, no tengo ni la más puta idea!” suavicé:
“…bueno, la verdad que el área donde me siento mas cómodo es
como mozo, lidiando con la gente, porque es donde más experiencia tengo. Sin
embargo, en muchas ocasiones en que el barman del restaurant ha estado muy
ocupado he preparado yo mismo algunos tragos. A esto se le suma ocasiones en
donde el barman del lugar a faltado al trabajo y me ha tocado reemplazarlo.
Generalmente solo como una medida de emergencia, pero bueno, es algo. Ha! Y… quizás
no sea muy importante, pero siempre que nos juntamos con mis amigos, me encanta
ser yo quien prepara los tragos para todos!”
A lo ultimo me la jugué con un chiste que fue bien recibido.
La entrevista fue satisfactoria y me dijeron que me
esperaban el 17 para comenzar a trabajar el 18. Ellos me proveerían el
uniforme, solo tenía que llevar zapatos.
Al día siguiente comencé a averiguar pasajes de avión, ya
que estamos hablando de distancia que van entre los 2500 a los 3000 y pico de
kilómetros.
La primer mala noticia es que mi llegada a Australia resulto
en plenas vacaciones de estudiantes, que tienen como destino predilecto para
sus vacaciones la zona nor-este del país, por lo que pasajes de cabotaje que
por lo general salen $160 dolares, están en $480.
La primer buena noticia es que para la semana que viene
estos pasajes vuelven a bajar.
La segunda mala noticia es que Hamish me puede hacer el
aguante con el hospedaje solo hasta el martes de esta semana.
La segunda buena noticia es que por una de esas extrañas
casualidades de la vida, en Manly (una península en frente a Sydney) vive Liky.
Liky es un amigo del gran músico y amigo mío Nelson Gesualdi con el que tuvimos
la oportunidad de compartir mas de una noche de jolgorio, allá en Mar del
Plata. El pibe, que es muy buena onda, resulta estar viviendo a un ferri de
distancia, y se ofreció de muy buen agrado a alojarme.
En estos días tendré que resolver si quedarme “haciendo
tiempo” aquí, o ya emprender viaje al Norte.
Como podrán ver esta aventura Australiana comenzó un poco
como era de esperarse: improvisando y emparchando, pero también conociendo,
explorando, aprendiendo y disfrutando. El llamado de Sally soplo los fantasmas
de mi mente, como la suave brisa marina sopla la arena blanca de las cálidas
costas de la Green Island. Este trabajo promete ser soñado, pero habrá que
esperar para comprobarlo. Con el trabajo vendrá el asentamiento y con el
asentamiento una de las cosas más linda de estos viajes que es conocer gente y
formar relaciones humanas nuevas.
Che capo, el blog es una masa! Estaría bueno si updatearas más seguido, pero bueno, estás viviendo la vida, se entiende!
ResponderEliminarTengo unas dudas, que quisiera saber si podés responderme.
Tengo pensado hacer la gran NZ, pero mi principal duda, es la cantidad de metálico incial necesario, estuve leyendo en distintos lugares y la verdad no llego a discernir si necesito 2mil dolares o 50mil. Si me tirás alguna punta,lo apreciaría.
gracias! me alegro que te halla gustado! Con respecto a lo del viaje y la guita, depende mucho que tipo de vida estes dispuesto a bancarte. Yo he visto latinos apiniados de a 12 en una casa que era para 6. Los he visto comer fideos y arroz hasta quedarse chinos. Y tambien depende de si viajas solo o con amigos, ya que siempre que sean mas los gastos se minimizan PARA TODO. Aunque si vijas solo es muy facil engancharte en cualquier grupo, te vas a dar cuenta que NZ es la tierra del mochilero. Hay mas backpakers que neocelandeses. Hasta en la ciudad mas chica hay Hostels y es muy facil pegar laburo por acomodacion. Esto es que les limpias el hostel 3 o 4hs a la ma;ana y podes vivir gratis ahi. Solucionado el gasto de alojamiento (siempre el mas grande), el resto es muy pioloteable. incluso el transporte. Es el mejor pais del mundo para hacer dedo. Podes llegar a donde quieras y nunca vas a estar mas de 15 minutos en la ruta sin que te levanten.
EliminarCon respecto a mi experiencia personal, yo viaje con un amigo y me lleve 3000 dolares. Ni bine llegamos nos agrupamos con 3 argentinos mas y compramos una rural for por 900 dolares (comprarla entre todos nos aslio re barato), despues pegamos casa los 5 juntos (tambien barato, por que se minimizan los gastos de deposito y demas)y a menos de 10 dias de haber llegado al pais ya estabamos laburando. Lo otro bueno de NZ es que se paga por semana. No es que vas a tener que esperar un mes para el primer pago. A mi con las 3 lucas me fue mas que bien. Nunca me falto plata, ni quede por debajo de los 1000, comiendo sano y variado y viviendo en una muy libnda casa (si lees las primeras entradas de este blog se cuenta toda la historia de la llegada) Pero insisto,depende mucho que tan fino te pongas con el lugar donde vivir, la comida que comer y el trabajo a realizar. Espero te halla servido! cualquier cosa escribi! Ha! y si llegas a ir a NZ hacete un favor y no te pierdas lo que va a ser el mejor viaje de tu vida: ASIA!
Sí, sí! Me leí todo el blog! Jajaja, una masa.
ResponderEliminarSobre el lifestyle, diría que no estoy ni cerca de pretender mucho lujo, pero quería tener un mínimo indicativo tangible, que de hecho un poco me recomforta, gracias! Mis estimativos estaban más cerca de los 7mil dolares, igual voy a amazar lo más que pueda, todo sea por no pasarla mal.
Si voy a NZ, ni a palos me pierdo Asia (podrías contar un toque más cómo fue :p), ni Australia después! El mundo canguro también me ha fascinado desde chico.
Un saludo!