domingo, 2 de diciembre de 2012

La inspiración dormida



-          - Si, hace muchos años ya que persigo eclipses alrededor del mundo. El ultimo que vi fue en Sud Africa.
Dijo acomodándose el sombrero tejano, y le dio otro sorbo a la cerveza que transpiraba de ansiedad.

Yo secaba un vaso mientras asentía con la cabeza y pensaba: “otro gringo salame que cayó en el truco marquetinero del eclipse”. Y agregue un dato anecdotico a la conversación:

-          Si, dicen que el eclipse total es a las 6:38 am y dura dos minutos.
Y para mis adentros concluí: “¿cómo podes estar pagando $1700 dólares la noche en este resort por dos minutos de eclipse!?”

Le dio los últimos sorbos a la cerveza y se despidió amigablemente dejando unos dólares de propina sobre la barra del bar, como acostumbran los turistas norteamericanos.

A la mañana siguiente estaba más que dispuesto a comprobar que tan pedorro seria el famoso eclipse. Así que puse mi alarma a las 5 30 am, y camino a la playa hice una parada en el bar para hacerme un café latte, y agarrar una o dos facturas.

Camine por la fina y ondulante pasarela de arena que se forma entre el mar y el comienzo de la vegetación cuando hay marea alta. Como siempre en esta isla, el mar iba al encuentro con la orilla en perfecta calma, cero viento, cero olas. Silencio.

Finalmente llegué al extremo este de la isla, donde el grupo de 90 personas que coparon el resort tres días antes (todos ellos americanos, incluyendo varios astrónomos de la NASA), se encontraban instalando sus telescopios, cámaras, trípodes y demás equipamiento costoso para registrar el evento. Elevé un poco la voz y dije en perfecto español: “si alguien le falta un trípode ACA llegó uno!”. Pero la única respuesta fueron miradas confundidas. Caminé entre la tenue luz que precede la aparición del sol buscando un buen lugar, y me senté a tomar mi café, esperando el amanecer.

El sol despegó del mar, color rojo sangre, tiñendo las pocas nubes a su alrededor. Y ascendió rápidamente, volviéndose mas y mas brillante hasta que fue imposible verlo.

Lo que indico el momento exacto de comenzar a usar los “lentes autorizados para ver el eclipse”. Quien es el fenómeno que se le ocurren estas cosas??? Debe ser el mismo que hace vírgenes que lloran sangre, y sale a vender paraguas los días que llueve. Risas a parte, funcionan! Se puede ver directo al sol, que solo se ve como un circulo luminoso, al que poco a poco comenzó a faltarle una parte en su extremo superior derecho. Y la mordida se hacía más grande con cada minuto que pasaba. Cabe la aclaración que de de quitarse los lentes, no se podía ver nada más que el brillo infinito del sol. Era una mañana común y corriente, ni más oscura, ni más brillante. 

El sol brillo pleno, sin poder notarse la luna en su camino hasta EXACTAMENTE las 6:38am, cuando en no más tiempo que un segundo los lentes no fueron necesarios. El sol había desaparecido por completo. En un parpadeo el día se volvió noche. El cielo se cubrió de estrellas, que se arrodillaban ante un dios: ese gran anillo de luz, en medio de toda la oscuridad, arrojando una atmósfera de tensión que erizaba los pelos. Todas las especies de aves tropicales que habitan la isla volaban confundidos en todas direcciones, y los seres humanos, no menos confundidos que los pájaros, se debatían entre sacar una foto o seguir mirando tan tremendo espectáculo.

Exactamente 120 segundos después (que pudieron haber sido 10 segundos o 10 horas), la luna siguió su curso, la noche se volvió día en un pestañear que rompió el hechizo que tenia hipnotizada a toda una multitud. La gente aplaudió, celebró y minutos después se dedicaron a disfrutar las bellezas de la isla en lo que fue un atareado día laboral para mí y mis colegas.



Es la primera vez, desde que comencé con el blog que paso tanto tiempo sin escribir. También es la primera vez en mucho tiempo que paso más de 4 meses en una misma ciudad. Supongo que la cotidianidad y la rutina derivaron en eventos menos interesantes para ser escritos y leídos, que la excitación que produce viajar constantemente, visitando nuevos lugares, nuevas personas y viviendo nuevas experiencias, siempre resultado de viajes muy poco planeados.

Hoy, cinco meses después de haber llegado a Cairns, me encuentro a dos semanas de dejar esta hermosa ciudad. Se baja otro telón, pero el show continua… Es un buen momento para mirar atrás y sacar algunas conclusiones. En el último párrafo de la ante última subida a este blog escribí: “promete ser una buena temporada, veremos cómo se dan los factores ahorro, amigos, minas, lugar donde vivir, tiempo libre, etc.”

Bueno, con respecto a la temporada ha sido una excelente. Pude combinar satisfactoriamente trabajo y placer. Aprendí mucho del oficio de barman, diferentes licores, cervezas, vinos, marcas, cocktalis, malabarismo con botellas, etc. Se logro el objetivo principal: ahorrar plata, y el secundario: ser feliz. Jaja.

En lo que refiere a los amigos, fue difícil entablar relaciones profundas al principio, pero con el tiempo logre vínculos muy estrechos con Bertram (un alemán que conocí la primer semana en el couch surfing) y Lauren (una yankee que arranco el mismo día que yo en la isla). También me alegro el alma la llegada a mitad de temporada de Flor, una gran amiga argentina que conocí en Asia y que no sabía cuánto quería hasta que la tuve cerca de nuevo. Curioso que terminaríamos todos viviendo en la misma casa, lo que estrecho aun mas los vínculos.

Con respecto a las minas no me puedo quejar. Aunque a veces ya dan ganas de dejar un poco el rock y ponerse serio. Momentos de debilidad supongo…

¿Lugar donde vivir? Bueno, en 5 meses me mude 3 veces de casa. Siempre en el mismo barrio (centro a 6 cuadras del mar), y por suerte termine viviendo con gente muy piola, en una casa hermosa, en un cuarto para mí solo que disfrute mucho los días que no me quedaba a dormir en la isla.

Finalmente, en mi tiempo libre hice de todo un poco. Mucha naturaleza, cascadas, selva, mar, snorkel, treking, cliff jumping, paseo en helicóptero, nado con tortugas, con tiburones, ejercicio, beach volley y mucha, pero mucha noche. Quizás mas de la que debería. Pero el hecho de ser una ciudad tan turística provee algo interesante para hacer de lunes a lunes, y a veces es difícil decir no, cuando en la casa siempre hay alguno con ganas de salir porque no trabaja al día siguiente y el centro está lleno de bares abiertos con gente de todas partes del mundo.

Como mencioné antes, se está bajando el telón. Pero detrás del escenario ya se prepara el siguiente acto. Atado con alambre y pegado con cinta se proyecta el alquiler de una van con Lauren y dos amigas de ella de EEUU, para viajar a lo largo de toda la costa Este de este gigantesco país parando en cuanta hermosa playa de arenas blancas podamos. Destino final: Byron Bay. Una pequeña ciudad que según se no ha informado es tan hermosa como turística. Mucha gente joven, mucho surf y esperemos muchas posibilidades de pegar laburo para pasar el verano una vez más disfrutando y ahorrando. Atrás quedaran gente que voy a extrañar mucho pero el mundo es tan chico que hace rato ya no digo más “adiós”; me acostumbre a decir “hasta la próxima”.

sábado, 4 de agosto de 2012

del trabajo en la isla y la fábula del pez


Dios le da pan al que  tiene dientes…y le da tuco al que no tiene pan. Dos semanas atrás comenzaba a trabajar en uno de los mejores trabajos que he tenido en mi vida. Hoy, mientras escribo estas líneas, me encuentro de  “licencia médica”, sentado en la cama de mi habitación, con la pierna elevada para bajar la presión que los fluidos ejercen sobre mi hinchado y dolorido tobillo. Y todo comenzaría tan solo dos días atrás…

Me levante por la mañana desayune un mix de cereales con yogur y fruta, me puse el uniforme del trabajo y me fui caminando despacito, por la verada del sol, escuchando música; hasta llegar al muelle donde me encontraría con mis compañeros de trabajo, todos aguardando la subida del último turista al ferry  que representa la luz verde para abordar a quienes trabajamos en la isla.

Subí al ferry, me serví un buen café caliente con leche, tome un par de masitas dulces de la canasta y me busque un buen asiento.  Quince minutos después, mi cerebro se adormentaba con el leve balanceo del bote contra las aguas del océano tropical,  sumado a la tenue vibración del motor. Mis parpados se cierran en esa misma línea del paisaje donde los verdes morros de tierra firme se encuentran con el constante océano que le baña los pies. Al caer en el mundo de los sueños comienzo a sufrir una pesadilla: estoy en una gran ciudad, enorme, donde casi me puedo sentir alguien. Soy un punto imperceptible. Me levanto temprano, muy temprano y tengo que correr para llegar a algún lado, no sé exactamente a donde, pero al igual que el conejo de Alicia sé que estoy llegando tarde, siempre se hace tarde en la ciudad. Corro por las calles de esta gran urbe. Es gris, sucia y está abarrotada de gente. Gente respirando hollín y llorando alquitrán. Busco el sol, no lo encuentro. Corro aun mas, me subo a un tren, luego a un subte, luego a un colectivo y finalmente corro un poco más. Empiezo a quedarme sin aire, los edificios crecen alrededor mío, tan grises como el cemento del suelo, como las personas a mi alrededor, como el cielo que nos cubre. Busco una salida, no la encuentro. Me queda poco aire. Un vendedor ambulante me ofrece un frasco con “aire puro” a muy buen precio, me dice que me apure, mañana podría costar el doble. Busco mi billetera, no la tengo. ¿me robaron?. Veo mis manos vacías, arrugarse y envejecer en cuestión de segundos, me encorvo, mi cabello se vuelve blanco y comienza a caerse, me encorvo aun mas hasta tocar el suelo con las manos. La gente, siempre llegando tarde, comienza a caminar sobre mi. Y asi, rápidamente y sin darme cuenta, mi gris se funde con el del suelo, con el de las paredes, con el del todo.

Abro lo ojos. Llegamos! La isla es verde y pura, bañada por el sol. El mar, totalmente transparente, ya no esconde sus tesoros, es mas lo expone a los maravillados transeúntes que caminan por el muelle.  El coral, los coloridos peces y las simpáticas tortugas nos miran desde abajo, distorsionados por ese eterno cielo de agua ondulante. Llego a tierra y esquivo algunas palmeras, tan arqueadas como las sonrisas de mis colegas diciendo “good morning!” y finalmente llego al bar.


Comienzo con las tareas de apertura del bar: pongo el cambio en la caja, hago 4 o 5 cafés para calentar la maquina, reemplazo las tapas de las botellas de los licores por picos vertedores, corto algunos gajos de limas para las coronas y deshojo algunas ramas de menta para los mojitos.

La primera camada suelen ser los empleados de la isla, que llegan con la mejor onda a pedir su “café con descuento” de la mañana. Uno se va acostumbrando y empieza a asociar los cafés con las caras: Mike: latte half strenght, Sheila: capuccino double shot, Jenn: americano strnog, etc.

Luego vienen oleadas aleatorias o clientes aislados.  Antes del medio día por lo general café, después de las doce cerveza y cocktails. La hora pico es antes de irnos, entre las 15:00 y las 16:00. Donde todos vuelven de la playa, de bucear o de hacer snorkel y quieren relajarse con un refrescante trago antes de tomarse el ultimo barco que deja la isla, el de las 16:30.

Todo parcia otro agradable día de trabajo en el paraíso, cuando sentí la molestia. Leve, nada de qué preocuparse. Una pequeña molestia en el tobillo. Como con las ganas de mear, con el pasar de las horas, la molestia devino en malestar y el malestar en dolor. Con el dolor decidí prestar atención a la zona afectada: mi tobillo se veía rojo y tres veces del tamaño de uno normal. Se me hace difícil caminar en un principio y luego me encuentro haciendo un gran esfuerzo por estar en pie. Lo más preocupante de todo es el motivo, ya que no había sufrido de torcedura o golpe alguno.

Andrew mi manager se dio cuenta de la situación y me indico hacer reposo.
_ Si mañana no estás mejor te llevamos a un doctor.
Al día siguiente amanecí igual. Andrew me consiguió unas muletas (hubiese preferido unas mulatas) para ayudarme a caminar hasta el ferry y me saco un turno en el consultorio más cercano al muelle, en la ciudad.

Tras un leve vistazo y un tanteo de los ganglios linfáticos, el doctor, hombre de pocas palabras) diagnostico sin dudarlo: “infección severa de celulitis”. Para vos gil que crees que la celulitis son solo los pozos que se les hacen a las minas en las piernas te dejo el link de wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Celulitis

Inyección en el orto y antibióticos para toda una semana de reposo y me despedí del doctor.



Algunos días atrás fue mi primer franco en la isla. Como empleado del resort use mi beneficio de excursiones gratuitas a la barrera de coral, que incluyen transporte, equipo de buceo o snorkel y almuerzo. Mientras recorría lentamente la belleza y la diversidad de la barrera de coral más grande del mundo, centre mi atención en un pez relativamente grande y colorido. Mi ignorancia me impide aportar el dato de su nombre, pero me aventure a seguirlo por unos minutos. Se desplazaba lentamente y con gracia. Su colorida fisionomía lo hacia un espectáculo magnifico de ver. Tanta belleza…Entonces, ascendió algunos centímetros hacia la superficie, y quedo a un brazo de distancia de mi cara. Podía apreciar más aun su gran tamaño, su belleza, sus colores, su respiración, sus movimientos; cuando de repente dejo salir por el culo una catarata de mierda,  que para mi sorpresa me di cuenta que no solo no se hundía sino que ascendía. Comencé a aletear y patalear intentado alejarme, pero ya era demasiado tarde: me había cagado un pez.


¿Cual es la moraleja? mmm no estoy seguro de que halla una. Mejor preguntarse: ¿Que aprendimos de las dos experiencias ocurridas en la última semana? Bueno lo que yo saque en limpio, es que sin importar que bien estén yendo las cosas, o que agradable sea una situación, siempre es esperable un poco de mala fortuna. No hay que tomárselo como algo personal, o como un gran acontecimiento, sino como que estas cosas pasan: los tobillos se infectan y los peces cagan. Siempre fue así y así seguirá siendo. Lo mejor que podemos hacer es usar estas experiencias para valorar más los momentos de dicha. Valorar el poder ir caminando todos los días a trabajar, sin un dolor en el tobillo. Valorar poder explorar los corales sin ser cagado por los peces. Solo el que prueba un trago amargo cada tanto, sabe apreciar mejor lo dulce!

sábado, 21 de julio de 2012

Pegue laburo y me quede en bolas!

Corría el día 3 de Junio y me encontraba vagando por las calles de Sydney. Mi destino estaba marcado: ¿dónde? En Cairns, extremo nor-este de este gigantesco país. ¿cuándo? El 18 de Junio, fecha en la que debía presentarme en la isla ante las personas que me contrataron. ¿El problema? 3000km de distancia y 11 días al pedo. ¿La solución? Y…como siempre, el universo proveerá…y proveyó!

Las primeras dos noches me fui a visitar unos amigos de Mardel que (casualmente) viven en Manly. Manly resulta ser un suburbio muy bonito ubicado a escasos 25 minutos en ferry de la gran capital. Tiene una relativamente amplia playa en forma de paréntesis, edificios no más altos de 4 pisos (en su gran mayoría dedicados al turismo), un ancha peatonal llena de comercios de todo tipo y una hermosa costanera en la cual me sorprendió ver tanta gente todos los días de la semana haciendo toda clase de deportes: trote, caminata, vóley, surf, boxeo, yoga, etc. Tanto solos, en pareja, en grandes grupos como con el carrito y el bebe. En verano debe volverse desagradablemente concurrido, pero en esta época del año, si bien de noche hace mucho frio, durante las horas de mayor sol se puede ir a la playa y disfrutar como un día de primavera tardía en Mar del Plata.

Con los pibes la pase de diez, súper buena onda, pegaron un depto de puta madre en una colina, pegadita a la playa, con una hermosa vista panorámica de la costa y la ciudad (salado)! No me podían hacer el aguante por mucho tiempo porque a los dos días llegaban una pareja amiga de Mardel a vivir con ellos. Se lleno el gallinero y me fui a un hostel, al Manly Backpackers ($26 la noche, medio pelo mal peinado, pero buena onda), a solo una cuadra de la playa frecuentada por abundantes surfistas y a tres cuadras de la peatonal comercial. En principio seria solo por una noche al día siguiente me iría sacar un pasaje a Cairns y hacer tiempo allá. Pero…

Al día siguiente conseguí dos cosas: Un pasaje aéreo a muy buen precio ($170 y es temporada alta!) de Sydeny a Cairns, el inconveniente es que para pagar ese precio me veía obligado a quedarme haciendo tiempo en la capital (o en Manly) hasta el 15 de Junio, fecha del vuelo. Y fue saliendo del hostel cuando de casualidad vi a la recepcionista pegando un aviso en la cartelera: “se busca mochilero para trabajos varios en una casa - pago $20 la hora libre de impuestos - te paso a buscar y te dejo en el hostel – solo un día de trabajo – Preguntar por Rob – 04503126765”. Llamado de por medio ya tenía trabajo para el día siguiente. Con un día de laburo por lo menos me bancaba la semana al pedo en el hostel.

Rob resulto ser un fenómeno! El mejor jefe que tuve en mi vida! Es un tipo muy leído, de descendencia armenia, petiso, cincuentón, de sonrisa imborrable; dedicase a la construcción y a la edición de videos. Actualmente ha decidido tomarse un tiempo sin trabajar para dedicarse a remodelaciones en su casa (básicamente pintarla por fuera y colocar un piso de mármol italiano en el patio trasero, alrededor de la pileta). Para dichas tareas se busco una mano derecha, que vine a ser yo.

Me paso a buscar por el hostel a la hora indicada, y tras un viaje en el que demostró un agudo sentido del humor, llegamos a la casa y me dijo: ¿queres un café?. Yo decidí seguirle la joda y dije: si, pero me gusta suave y con mucha leche y si es posible algo para comer.  De no creer, a los 5 minutos volvió de la cocina con un café suave, hecho con mucha leche y unas masitas que había preparado su esposa. Ese resulto ser el primero de muchos aperitivos a los que me invito cada una hora y media o dos horas de trabajo. A ellos se les sumarian abundantes y diversos almuerzos que siempre venían servidos con un “come tranquilo, tomate tu tiempo, no hay apuro”. E incluso una cena con toda la familia en la que fui el invitado de honor. Rob me enseño mucho de Australia, tuvimos extensas conversaciones de música, política, historia, arte y diferencias culturales entre nuestros países, mientras pintábamos tranquilamente las paredes de su hogar. También se hablo mucho de ecología y trabajo social, ya que está profundamente comprometido con ambas tareas.

La vida transcurrió tranquila, durante una semana en la que pude ahorrar casi 1000 dólares, con un trabajo relajado y distendido. Un solo día de la semana no pudimos trabajar porque lloviznaba. Ese día me conseguí por medio de la misma cartelera del hostel, un trabajo en el zoológico de Sydney. Era solo por un día y consistía en descargar de un camión fardos de pasto para los animales. Este si fue duro, pero también me pasaron a buscar, me trajeron, me dieron de comer abundante y me pagaron $25 la hora, libre de impuestos.

La fecha llegó. Me despedí de Rob y de los pibes. Pase mi último día en Manly sin trabajar. En la playa, jugando al vóley toda la tarde. Por la noche me fui a Sydney, donde camine por la calles, vi un show de fuegos artificiales, y fui a una “Fiesta Argentina” organizada por el grupo de facebook “Argentinos en Australia”, donde se tomo fernet, se bailo cumbiancha y se charlo mucho en español!

Cuando se viaja por el mundo sin demasiada planificación, uno se vuelve más vulnerable al factor sorpresa, a lo desconocido, a lo inesperado… Lo inesperado a veces esta bueno, y valla si fue inesperado con lo que me encontré en la casa de Mike, mi próximo host de couchsurfing…

Mike tiene cuarenta y monedas, vive solo en un barrio a unos 20km del centro de Cairns. Su casa, que dista 150 metros de la playa, es alojamiento gratuitito para un buen numero de backpackers (o couchsurfers) de cualquier sexo, edad y nacionalidad; en constante recambio.

Me fue a buscar al aeropuerto ni bien llegue a Cairns. Acompañado de los otros 5 backpackers que tenia al momento. Dejamos mi valija en la casa, me cambie los jeans y la campera por ropa más adecuada al clima tropical y nos llevo todo el día de excursión al “far north” (lejano norte), hasta donde llega la ruta. Mas allá, se extienden otros 800km de territorio Australiano escazamente poblados, solo accesibles en vehículos 4x4. En el recorrido fuimos parando en varias playas vírgenes y adentrándonos algunas veces en los rainforest (selva) en busca de algunos piletones de agua dulce, reflejando en su transparencia un puro color esmeralda, espejo del misterioso bosque que celosamente la rodea. Pero no fue sino hasta la vuelta que se dio la gran sorpresa…

Cuatro horas de manejo después, llegamos a la casa bastante tarde. Al entrar, note con asombro que todos comenzaban a sacarse la ropa, con total naturalidad. Habiendo notado mi reacción, uno se aventuro a arrojar un poco de luz sobre lo que para mí era un confuso episodio: “haaa seguro que no leíste todo el perfil de Mike antes de mandar la solicitud para couchsurfing! Dice bien clarito que su casa es un espacio nudista!”

Jugadisimo…

“A donde fueres haz lo que vieres” dice el dicho. Así que copiando la naturalidad de los demás, procedí a quedarme en bolas. Y en bolas se cocino, se comió y después cada uno a dormir a algún sillón de la casa.

En los días siguientes lidie con algunos trámites antes del día de mi llegada a la isla. Saque la tarjeta del banco, el tax file number (algo como el cuit de allá), e hice el curso de 3hs de servicio responsable de alcohol, requerimiento indispensable  para cualquier trabajo en el que se sirvan bebidas alcohólicas. Les sorprendería ver cuántas reglas tiene este país, y como se cumplen!

Siempre me pasa cuando bajo de un avión, que no hay nadie esperándome. Y veo aquí y allá personas formalmente vestidas, sosteniendo carteles con nombre de otras personas. Personas importantes seguramente. Personas que están siendo esperadas por algún motivo. Llegaron a ese aeropuerto para HACER algo, son alguien y tienen un propósito. Y yo siempre paso de largo como un fantasma a ver si duermo en el aeropuerto o me voy a buscar un hostel de mala muerte por ahí. Pero en la Isla, este fantasma se volvería alguien!

Finalmente el esperado 18 de Junio llego. El día en que se realizaría mi presentación oficial en el resort, en la Green Island. Y ya en el pequeño puerto rodeado de veleros, una joven empleada, muy bien vestida, sostenía un cartel con mi nombre y apellido…casi se me pianta un lagrimon!

El viaje en ferry es un tanto largo (50 minutos), pero el paisaje es bellamente incansable, y se ofrece café con leche y galletitas varias de cortesía (“esto va a ser mi desayuno los próximos 3 meses” pensé para mis adentros).

En lo que respecta a la isla en sí, supero mis expectativas, que desgraciadamente eran altas (altas expectativas conducen en un 90% de los casos a grandes decepciones). Green Island, es una isla ubicada sobre la barrera de coral mas grane del mundo conocida como “great reef barrier” y nombrada patrimonio universal de la humanidad por la UNESCO. En la misma solo existe un resort 5 estrellas obviamente llamado “Green Island Resort” (mi nueva compañía). El mismo cuenta con 38 habitaciones que van de $350 p/noche la más barata a $750 p/noche la suit VIP. Toda el complejo es ECO FRIENDLY al extremo, cuidando al máximo el entorno por el cual lucra.  Abundante vegetación  de un intenso verde en el centro solo separada del mar turquesa puro que la rodea por una angosta franja de arena ámbar claro.  El resort cuenta además con un restaurant, una pileta, pequeños kioscos de recuerdos y helado, un centro de buceo y un bar junto a la pileta que como sabrán es donde tendría que trabajar yo. Como a mi modesto entender ninguna descripción y/o foto le haría justicia a la isla quizás este video llene los huecos que las palabras no supieron llenar: http://www.youtube.com/watch?v=tdHIBOXeofQ

Mayor aun fue mi emoción cuando vi que Andrew, el manager del departamento de food and beberage, fue hasta el final del muelle a esperar nuestra llegada. Digo “nuestra” porque en ese instante me entere que junto con migo era la presentación de dos chicos y una chica mas. Nos recibió de muy buen agrado y nos condujo a una sala de reuniones.

Si me venía sintiendo apreciado y en un ambiente profesional, aun no había visto nada! La sala de reuniones era amplia, minimalistamente decorada, con una mesa rectangular en el centro, alrededor de la misma cuidadosamente colocadas 6 sillas. Jade, la manager de recursos humanos se encontraba ya sentada en una de ellas, Andrew se sentó a su derecha, y nos invito a sentarnos en las cuatro sillas restantes, frente a las cuales sobre la mesa había cuatro vasos con agua, cuatro lapiceras y cuatro carpetas, cada una con nuestros nombres y apellidos.

En una reunión que duro hora y media se nos explico nuestras obligaciones, responsabilidades y beneficios. Entre estos últimos destacan excursiones gratis ilimitadas a todas las atracciones de la Isla, incluyendo buceo (si, buceo que para la gilada sale como 200 mangos por dia) descuentos en todos lados y membrecía de acceso ilimitado para el Green Island Social Club. Un espacio en la isla dedicado solo a empleados del resort, con bar, cantina, living con sillones, LCD gigante, nintendo wi, play station, pool, pileta, etc. Además 9% de aportes jubilatorios a pagar el día que nos vallamos sumado a otro 9% en concepto de vacaciones pagas.

Particularmente a mí se me dijo que dos días a la semana voy a dormir en la isla. Estos días me proveen un cuarto, sabanas, toallas, baño privado, desayuno, almuerzo y cena.

Bueno, como verán promete ser una buena temporada. Veremos cómo se dan los factores ahorro, amigos, minas, lugar donde vivir, tiempo libre. Esto solo lo dirá la rutina, aunque dudo mucho que en esta vida exista tal cosa…


PD: disculpen tanta intromisión y aclaración de precios y costos, pero algunos seguidores del blog, son personas que están por venirse para acá y le interesa saber esos numero, para ir haciéndose una idea.


martes, 3 de julio de 2012

No más fantasmas en esta Opera


Estoy sentado en un taburete, en algún aula de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Mis pupilas oscilan del dibujo que estoy realizando al libro de Arquitectura Moderna del cual intento copiar mi dibujo. Mis manos pendulan en arcos que intentan recrear las perfectas curvas de esos fantásticos techos. Al pie de la imagen, en el libro, se lee: “Opera House, Sydney, Australia”. Mi mente se ausenta por un instante en otros pensamientos: ¿Cómo será por dentro? ¿Cómo será estar parado al lado? ¿Cómo serán sus proporciones, su espectacularidad?  Y sobre todo ¿cómo será la ciudad que la rodea? ¿Sus calles, sus gentes?. Mi vista se pierde en el techo, entre la blanca luz de los fluorescentes y me digo casi en un suspiro: quizás algún día…

Y ese día llegó. Tan solo algunos años después. Hoy me encuentro recorriendo las calles de esta maravillosa ciudad. Donde gigantescos rascacielos se elevan majestuosamente hasta las nubes. Abajo, en cambio, caminamos las hormigas entre fachadas de edificios antiguos, de una arquitectura exquisita, impecablemente conservados y respetados por la avasallante modernidad. Shopping comerciales, cafés, restaurants son el empapelado de estas calles por las cuales circula un abundante, pero ordenado caudal de gente, con un claramente dominante porcentaje de asiáticos e indios, que entre ambos debe ascender al 80 u 85 % de las personas que se ven en las calles. Muy similar a lo que veíamos sorprendidos en la calles de Auckland, en Nueva Zelanda, allá, poco más de un año atrás. Siguiendo con la estadística y los porcentajes, diremos que de ese 20% de los locales, la mitad son mujeres. Y de esas mujeres el 90% deben ser (o parecen) modelos; no hay ni una que no tenga un armónico corte de cara, nariz respingada, linda boca y sobre todo dos faroles gigantes por ojos.

Las mejores ubicaciones de la ciudad, con hermosas vistas a la costa y el puerto donde circula un igualmente intenso flujo de veleros y botes, han sido destinadas a espacios públicos. Grandes plazas y parques. Majestuoso jardines con una variadísima flora, caen con leves pendientes hacia el océano, y se ven atravesados por serpenteantes caminos donde turistas y locales circulan en armonía. Pequeños kioscos, bebederos y fuentes de todo tipo completan el maravilloso paisaje, que transmite paz, en medio de una generosamente poblada metrópoli.

Una vez en el puerto, de cara al mar, se elevan majestuosos el Rey y la Reina de este reino.
Él, el Sydney Harbour Bridge, un puente de hierro  descomunal, casi agresivo, une como un potente brazo de acero dos pedazos de firme tierra, desde donde lo ve todo, y es visto por todos. A pocos metros, celosamente contemplada por él, se encuentra ella, la Casa de la Opera, por siempre blanca, por  siempre fresca, por siempre moderna, por siempre bella. Entre ambos, el mar; de una limpieza y transparencia destacables, considerando la ubicación a los pies de una gran ciudad, con todos sus habitantes, todos sus turistas y todos sus barcos.

Mis actividades durante el fin de semana fueron típicamente turísticas. El universo me bendijo con dos excepcionales días soleados, de temperaturas muy agradables considerando la época del año. Recorrí las calles, cruce el Sidney Harbour Bridge a pie, di una vuelta de 360° alrededor de la Casa de la Opera y entre hasta donde se permitía entrar sin haber pagado, recorrí Shoppings y centros comerciales, hice una excursión guiada por la casa del gobernador (con todos los protocolos y las giladas de la realeza), asistí al museo de Arte Contemporáneo de Sydney (bastante decepcionante para ser sinceros), también el museo de arte de Sydney (donde es difícil decir que es más bello e inspirador: si el edificio en si o las obras que se hallan dentro), y finalmente vi una impactante muestra fotográfica en la Biblioteca Pública, de las mejores fotos del 2012 publicadas por la National Geographic y las ganadoras del premio Pulizer; todas en calidad super HD y colocadas en grandes marcos de 1.5m por 2.5m aproximadamente. La nota de color estuvo dada por el casual encuentro en la calle principal del centro de Sydney (George st), con la cantante y actriz del momento Katy Perry, quien se hallaba asistiendo a la premier de su nueva película. Pude verla a menos de un metro, no solo a ella sino también a otros famoso invitados a la premier como Emma Watson (la pibita de Harry Potter, que ya está bastante crecidita).

También fluctué de actividades más snob, como sentarme en la terraza de un restaurant italiano bien careta ubicado en el muelle con vista a la casa de la Opera, a almorzar una buena pizza de jamón crudo, rúcala y parmesano; acompañado como no podía ser de otra manera con una birra italiana Moretti. A actividades más de mochilero como frecuentar los pubs de ultima de “$3 dólar drinks all day all week”. Comer como un rey, tomar como un mendigo…en la facu solía ser al revés. Si bien me di una pequeñísima pincelada, aun no me hallo en condiciones de juzgar la joda australiana con precisión…habrá que esperar.

A todo esto se preguntaran: ¿donde dormía el pibe? ¿Por qué no entablo relación con otros mochileros en el hostel? La respuesta es porque esta vez quise experimentar algo diferente al hostel. Tranquilos, no fue el Sheraton ni el Four Seasons. Conseguí donde alojarme gracias a couchsurfing (surfeando sillones).

Para aquellos que no conocen, cauchsurfing.com, es un sitio web, similar a una red social donde personas de todo el mundo ofrecen voluntariamente sus hogares a viajeros en tránsito pidiendo nada a cambio; luego de la misma manera que ellos han compartido sus hogares, podrán ser bien recibidos por otros miembros de couchsurfing en todo el mundo. De mas esta decir que la confianza, el respeto y la buena predisposición son los tres pilares que soportan el sistema.
Como yo soy un pibe de confiar, respetuoso y siempre bien predispuesto (ponele…) me hice una cuenta y a los pocos días conseguí una persona que me aloje en Sydney.
Hamis Fejo es un australiano que se mudo a Sydney a estudiar medicina, tiene 21 años y una personalidad tan insulsa que no merece mayor descripción. Su departamento en cambio es un modesto dúplex de estudiante, con una excelentísima ubicación en pleno centro de Sydney. Por un departamento como este paga $380 dólares por semana. No por la calidad del mismo, sino por su ubicación. El duerme en el piso de arriba y me ofreció un colchón inflable para que durmiera en la planta baja. Sabanas limpias, toallas, una llave extra del departamento para que pueda entrar y salir a mi gusto y rematado en un “agarra lo que quieras de la alacena” convirtieron a Hamish en un buen anfitrión.

A pesar de haberme encontrado con una bellísima y amigable ciudad, y un buen lugar donde parar; los fantasmas siempre rondan en la cabeza. Las dudas. ¿Conseguiré trabajo? ¿Cómo será? ¿Dónde viviré? ¿En qué ciudad? ¿Sera en una casa?...¿Estere feliz?. Los de afuera dirán: “pero ya has hecho varios viajes, estas canchero con eso”. No, nunca se está “canchero” al llegar solo a un lugar que no conoces, donde no estuviste nunca, tan lejano de donde naciste y te criaste, con su clima, sus distancias, su cultura, su gente. En mayor o menor medida, siempre es un desafío.
Es por esto que en un vago intento por disipar estos fantasmas, desde Argentina dedique mucho tiempo y esfuerzo mandando curriculums online a cuanta oferta laborarl apareciera: desde “se busca tester de preservativos con modelos vivas” a “vacante para escolta de la reina en su visita a Australia”. En un 90% de los casos no hubo respuesta, en un 9% recibí un endulzado “sos un fenómeno, pero no quedaste”. Pero un día, para mi sorpresa , mientras caminaba las calles de Sydney, recibí la llamada…

Era Sally, del Green Island Resort, ubicado en una mini isla sobre la gran barrera de coral, a 40 minutos en ferri de la costa de Cairns, en el extremo norte de Australia, allá muy cerca de Indonesia.

Me decía que había quedado pre seleccionado para la posición de barman en el bar de la piscina del hotel. Quería saber si era un momento oportuno para realizar la entrevista telefónica.

MI respuesta fue obvia.

Sally prosiguió contándome los detalles del trabajo: La isla pertenece al Santuario Billabong, es muy pequeña y solo tiene un Resort con 40 habitaciones. Mi trabajo seria de 8:30 a 16:30 en la barra de la piscina, sirviendo todo tipo de bebidas. Estaría trabajando un mínimo de 38hs semanales, con posibilidades de estirarse a 55 si es una semana atareada. Al pago es de 18.5 dólares la hora, se le suman estadía paga en una habitación de hotel, 3 comidas diarias, excursiones de buceo pagas, y “gigantescos” descuentos en productos Billabong. También menciono que había una vacante de mozo, para la cual se me estaba considerando, con los mismos beneficios pero mayor sueldo y sin alojamiento y comida.

Sally le dio pie a Andrew, manager del área de comidas y bebidas, poniéndonos en teleconferencia junto con el Manager general de la Isla. La entrevista duro casi 40 minutos  donde me preguntaron aspectos de mi personalidad, porque había elegido Australia, el teléfono de los managers que había tenido en otros restaurants y cafes, y finalmente si tenía mucha experiencia como barman haciendo tragos. En lugar de decir: “NO, no tengo ni la más puta idea!” suavicé:

“…bueno, la verdad que el área donde me siento mas cómodo es como mozo, lidiando con la gente, porque es donde más experiencia tengo. Sin embargo, en muchas ocasiones en que el barman del restaurant ha estado muy ocupado he preparado yo mismo algunos tragos. A esto se le suma ocasiones en donde el barman del lugar a faltado al trabajo y me ha tocado reemplazarlo. Generalmente solo como una medida de emergencia, pero bueno, es algo. Ha! Y… quizás no sea muy importante, pero siempre que nos juntamos con mis amigos, me encanta ser yo quien prepara los tragos para todos!”

A lo ultimo me la jugué con un chiste que fue bien recibido.

La entrevista fue satisfactoria y me dijeron que me esperaban el 17 para comenzar a trabajar el 18. Ellos me proveerían el uniforme, solo tenía que llevar zapatos.

Al día siguiente comencé a averiguar pasajes de avión, ya que estamos hablando de distancia que van entre los 2500 a los 3000 y pico de kilómetros.

La primer mala noticia es que mi llegada a Australia resulto en plenas vacaciones de estudiantes, que tienen como destino predilecto para sus vacaciones la zona nor-este del país, por lo que pasajes de cabotaje que por lo general salen $160 dolares, están en $480.

La primer buena noticia es que para la semana que viene estos pasajes vuelven a bajar.

La segunda mala noticia es que Hamish me puede hacer el aguante con el hospedaje solo hasta el martes de esta semana.

La segunda buena noticia es que por una de esas extrañas casualidades de la vida, en Manly (una península en frente a Sydney) vive Liky. Liky es un amigo del gran músico y amigo mío Nelson Gesualdi con el que tuvimos la oportunidad de compartir mas de una noche de jolgorio, allá en Mar del Plata. El pibe, que es muy buena onda, resulta estar viviendo a un ferri de distancia, y se ofreció de muy buen agrado a alojarme.

En estos días tendré que resolver si quedarme “haciendo tiempo” aquí, o ya emprender viaje al Norte.

Como podrán ver esta aventura Australiana comenzó un poco como era de esperarse: improvisando y emparchando, pero también conociendo, explorando, aprendiendo y disfrutando. El llamado de Sally soplo los fantasmas de mi mente, como la suave brisa marina sopla la arena blanca de las cálidas costas de la Green Island. Este trabajo promete ser soñado, pero habrá que esperar para comprobarlo. Con el trabajo vendrá el asentamiento y con el asentamiento una de las cosas más linda de estos viajes que es conocer gente y formar relaciones humanas nuevas.

domingo, 1 de julio de 2012

al mal tiempo...buena comida!

Atención pido al silencio y silencio a la atención, que voy en esta ocasión, si me ayuda la memoria, a mostrarles que a mi historia le faltaba lo mejor. Miércoles 27 de Junio del año 2012 de nuestro señor Jesucristo. El boieng 767 de la compañía Lan Chile yace inmóvil en las pistas del aeropuerto internacional de Ezeiza. Dentro del avión, poco más de un centenar de personas se preguntan por qué el vuelo programado para despegar a las 10:00am aun esta en tierra firme a las 11:30am, cuando la voz del capitán ligeramente distorsionada un tono más metálico por efecto del micrófono y los parlantes anuncia que el vuelo esta demorado, con posibilidades de no despegar. El motivo: la huelga sindical impulsada por el compañero Moyano. El piloto finaliza su discurso solicitando paciencia a la caldeada tripulación, mientras negocia (no se supo exactamente con quien) las posibilidades de despegue. 13:35hs se encienden las turbinas y despega un avión. Es el Boeing 777 que va de Santiago de Chile a Auckland. En el mismo hay por lo menos 19 asientos vacios, incluyendo uno asignado para quien escribe, que pero ese entonces se encontraba aun esperando los resultado de las negociaciones en Buenos Aires. Las mismas finalizarían positivamente a las 14:00hs, es decir: el vuelo despegaría con 4hs de retraso. En la capital chilena la gran mayoría de los pasajeros se apresuro a la zona de aduanas para retirarse lo antes posible del aeropuerto. Mientras que a los 19 que habíamos perdido la conexión a Auckland se nos indico dirigirnos al mostrador de Lan, donde nos explicaron que nos pondrían en el próximo vuelo a la capital kiwi, que resulto ser el servicio de las 23:15hs. Unas 11hs nos separaban del horario de despegue…”sepan disculpar las molestias” Se observaron reacciones varias del pintoresco grupo rezagado, ya que estaba integrado por varios diferentes y estereotipados al extremo personajes, entre los que destacaban una monja uruguaya, una turista australiana, un porteño (corte Darin en nueve reinas) que andaba de negocios, dos señoras mayores de capital de esas que podrían encontrarse tranquilamente en una manifestación de “indignados auto convocados” golpeando sus ollas Essen; pero que ahora se encontraban viajando a Sydney para visitar a sus hijos y nietos. Y por supuesto yo, pasivo observador de la situación, me limite solo a aceptar respetuosamente el voucher de comida que nos ofrecieron en disculpa por la espera y me fui a comer; mientras la gran mayoría se quedaba protestando y reclamando (inútilmente) una habitación de hotel, vouchers de internet, tarjetas de teléfono, mas comidas, etc, etc, etc. Yo hice honor al viejo dicho: si tiene solución: ¿para qué preocuparse?, y si no tiene solución:¿para qué preocuparse?. Me busque el restaurant mas careta del aeropuerto y me pedí el plato más caro: Fillet de salmón rosado de 200g con salsa de camarones, acompañado de salteado de vegetales y hongos, y por supuesto un chop de cerveza chilena. Comí viendo el partido de la Eurocopa: España vs Portugal, en una pantalla gigante. Luego recorrí el aeropuerto, vi cosas que NO iba a comprar en el duty free, me puse todos los perfumes que pude, me conecte a internet y me vi la primer final de la Copa Libertadores (¿Qué paso bostero?), en la misma pantalla que había visto la Eurocopa. Si a las pocas horas de sueño que venía acumulando, le sumamos las comidas, la cena del avión, el hecho que era casi media noche y que mi nuevo asiento era el primero de la fila (grandes posibilidades de estirar las piernas), dormí prácticamente todo el tirón de 14hs hasta Auckland. Al llegar se nos indico a los mismos 19 que nos apresuremos a la compuerta 5 ya que en 15 minutos saldríamos para Sydney en el vuelo de las 5:30am. En la compuerta 5 los 19 resagados nos encontramos con el resto de los pasajeros del vuelo que salía a Sydney a las 5:30, la mayoría Neozelandeses, escuchando atentamente mientras les informaban que el vuelo se había “cancelado por problemas técnicos”. Los mismos estaban siendo reubicados en los siguientes vuelos a Sydney: 8:00am, 9:30am, 11:00 y 13:30. Cuando terminaron de reubicarlos no quedo mas lugar para los 19 recién llegados de Chile y se nos explico que el próximo vuelo en el que podían ubicarnos era en el de las 16:00. Unas 11hs nos separaban del horario de despegue…”sepan disculpar las molestias” Indignación, confusión, protestas, quilombo. Yo me tire a leer una National Geographic que me compre en Ezeiza con los últimos 13 pesos que tenia, que en Australia hubiesen sido una poco absorbente alternativa al papel higiénico. Las protestas no cesaron, pero intentaron comprar nuestra paciencia con vouchers de comida. Muchos vouchers de comida. Para gastar libremente por todo el aeropuerto. Me clave un doble cuarto de libra con queso en el Mc, y más tarde comí un exquisito sushi de salmón y palta, con sopa de pescado y una Saporo (birra japonesa). Y de postre me tire en los sillones con un capuchino grande, un pedazo de torta y chocolates a ver una peli en con la notebook. Cuando volvimos a la compuerta 5 para el vuelo de las 16 se nos anuncio por el micrófono que el vuelo estaba retrasado 1 hora. Al parecer la última gota de la meada del tiranosaurio que nos venía meando desde que salimos, pero no! El dinosaurio se guardaba la sacudida final para el aeropuerto de Sydney, donde los mismos 19 de siempre, parados en línea frente a la plataforma giratoria por donde salen las valijas esperábamos, y esperábamos y esperábamos… Las valijas nunca aparecieron, con tanto cambio de vuelo se habían perdido en algún lugar (por suerte de ése aeropuerto). Aproximadamente una hora después aparecieron las valijas de todos. 7:15 de la tarde. El ultimo rayo de sol de un agradable viernes se había perdido algunos minutos atrás. Yo viajaba en el subte hacia el centro de Sydney. Ante la falta de paisajes dirigí mi vista hacia la valija y vi con sorpresa que la misma tenía un tajo. No solo en el plástico por el cual naifmente pagamos 20 dólares en el aeropuerto para protegerla, sino también en mi bolso en cuestión. Así es señores, mi equipaje había sido ultrajado. Esta vez no habría mas vouchers de comida para consolar, simplemente poner al mal tiempo buena cara y pilas para el radiante sábado soleado que me esperaba al día siguiente. Una cosa es segura: el Tiranosaurio tenia incontinencia urinaria… PD: Pido disculpas a la gente que siempre siguió el blog y me alentó a escribirlo, por la prolongada ausencia que se produjo desde el viaje a Asia. La verdad es que este fue un viaje tan, pero tan intenso que las experiencias vividas demandarían la escritura de un libro, más que un blog. Por otro lado, al regresar a Nueva Zelanda, la vida transcurrió sin muchos sobresaltos o experiencias. Entre estas destacaron 3 meses de laburo de vuelta en Rotorua, salto en paracaídas, salto bungy, cruce a pie de 20km del valle Tongariro (donde esta Mordor, del Señor de los anillos) y un viaje de poco mas de 20 días recorriendo la Isla Sur ( viaje en ferry a Picton, recorrido a pie por Cristchurch, reencuentro con amigos y mucha joda en Queenstown, visita al parque nacional Pancackes Rocks, tour en bus y ferry por Milford Sounds (considerado por muchos como el paisaje más impactante de todo Nueva Zelanda, caminata por el Glaciar Fox y 3 días acampando en el parque nacional Abel Tazman.

jueves, 1 de marzo de 2012

Diario de un viaje express

Diario de un viaje express

DIA CERO:

“La felicidad es plena solo cuando es compartida” talló sobre un pedazo de madera Christopher Jhonsons Mc Candless el 18 de agosto de 1992, antes de morir en soledad en una remota y aislada región de Alaska, al comer por equivocación raíces de una variedad de planta venenosa, tras varios años de vivir como un ermitaño/nómade alejado de la sociedad. Sin llegar a tal extremo, en mi corta experiencia como viajante he aprendido, entre otras cosas, que uno de los factores más importantes que hacen de un viaje cualquiera una experiencia inolvidable son las relaciones humanas que se generan durante el mismo. La gente que se conoce, los amigos que se hacen y como se comparte con ellos lo vivido.

Es quizás por este motivo que los días anteriores a comenzar este viaje a un destino asilado como la Isla Sur y solo; no me generaban un estado de ansiedad, por lo contrario podría decirse que una parte de mi prefería quedarse en la seguridad de la rutina de Rotorua. Pero el bicho de la curiosidad deja una picadura que, si tenés suerte, pica fuerte y por mucho tiempo.

En este estado de indecisión se dieron los escasos preparativos del viaje que consistieron básicamente en el día anterior a mi partida ir al super a comprar fideos, arroz unas barritas de cereales, una botella de agua y pedirle prestada la bolsa de dormir a Javi. Ni boleto de colectivo, ni reservaciones de hoteles, ni equipo de camping.

El domingo a la noche atendí casi con nostalgia los pocos clientes que eligieron “Solace” para cenar. Me despedí de mis compañeros de trabajo y dejé (¿para siempre?) el rubro gastronómico que me dio buen dinero con poco esfuerzo y me permitió viajar tanto durante el 2011.


DIA UNO:

Siempre que hay una despedida, hay una fiesta. Siempre que hay una fiesta, uno se levanta tarde. El pasado lunes 27 de febrero no fue la excepción. Empaque todas mis posesiones (que entran en una valija de 90L), y le pedí a Lis Ane (mi aria compañera de cuarto) que me la cuidara hasta que volviera. En la espalda me llevaba un equipaje liviano: poca agua, poca comida y poca ropa.

Sin mucho plan, como mencioné antes, simplemente empecé a caminar rumbo Sur alrededor del medio día. Unos 6 kilómetros ya a las afueras de la ciudad, voltee mi espalda al sur y levante el pulgar de mi mano izquierda. El objetivo: llegar a Wellington a la tardecita para buscar un hostel, pasar la noche y al día siguiente cruzar a la Isla Sur con el ferri.

No habían pasado más de 10 minutos que una Van medio oscura se detuvo y abrió la puerta corrediza en un claro gesto de invitación a subir. Asome la cabeza para ver donde dejaba la mochila y me encontré con un ambiente un tanto turbio: gigantescos maoríes con cara de pocos amigos, saludaron con desconfianza y mirada torva.

Entre todos los hombres, ásperos y de pocas palabras; se encontraba al volante la única mujer dentro de la camioneta. Una vieja maorí muy simpática y locuaz. La misma me dijo que iban de Rotorua a trabajar a una fabrica que queda a mitad de camino con Taupo. Que si me servía me dejaban ahí. Cualquier cosa que me acercase al Sur me venía bien, así que acepte.

Tras un viaje quizás un tanto tenso, donde la conversación brillo por su ausencia, me dejaron justo debajo del cartel que decía: Taupo 40km. Sabiendo que Taupo es la primer ciudad después de Rotorua, y que estas quedan 80km una de la otra; caí en la cruda realidad de que eran la 1 de la tarde de mi primer día de viaje y no me había alejado ni 50km de Rotorua. Todavía me quedaban unas 6 horas de viaje, suponiendo que encontrase alguien que fuese derecho hasta el centro de Wellington y sin paradas.

Siempre hay que pensar que cualquier situación de la vida podría ser peor mediante dos factores: si está lloviendo y si Racing va ultimo en la tabla. Por suerte no llovía… Así que puse mi mejor sonrisa, el pulgar arriba una vez mas y agradecí que era un hermoso día soleado.

Unos 45 minutos después, la realidad golpeo de nuevo. Los autos me pasaban como cabaret en quiebra (echando putas), pero ninguno paraba y ya me estaban saliendo raíces. Me vi en un futuro cercano sacando la bolsa de dormir con las últimas gotas de sol y pasando la noche al costado de la ruta, sin carpa, con el estomago vacio y despertándome al otro día a la mañana con la temperatura corporal al mismo nivel que la escarcha del pasto.

Cuando el ánimo empezaba a abrazar la indignación, fue que se detuvo un Holden negro azabache. A esta altura me subía por más que el conductor sea un violador, asesino serial que además halla comido guiso de portos al medio día y me diga que las ventanillas del auto no andan. Eran dos: Sam de aspecto bonachón, alto, corpulento, polo negro enrulado y piel tirando a oscura; le calculaba unos 50 y pico años a un perfil con una cierta descendencia maorí. Su hijo Josh de 22 años, charlatan, también de aspecto bonachón tirando a Shaggi de Scooby Doo; alto, flaco, blanco, gran dentadura, ojos claros y pelo tirando a rubio dejaba en claro que la esposa de Sam era la típica neocelandesa de descendencia inglesa o que Sam se había comprado un auto con ventana en el techo para que le asomen los cuernos.

Sam: Vas para Taupo? Subi que te llevamos!
Yo: mil gracias por parar! Si, en realidad voy hasta Wellington, pero por algo tengo que empezar.
Josh: A Wellington?! Nosotros también vamos para allá. Si no te molesta que paremos 10 minutos en Taupo a saludar a mi abuelo, estas más que invitado a venir hasta Welli con nosotros!

Casi se me pianta un lagrimón! Todas esas nubes de malos pensamientos en los que me veía venir pasar la noche en la ruta cagado de frio, se disiparon con un suspiro de la atolondrada vos de Josh.

Ya llegando a Taupo, me entro la paranoia. La eterna paranoia de haberme criado en Argentina. ¿y si me están llevando a algún lugar medio raro? ¿y si planean drogarme y robarme los órganos? ¿y si me llevan a una casa y me roban la mochila con los fideos y el arroz?.

Todo lo contrario llegamos a una casa bellísima, sobre una colina que deba de lleno al lago Taupo. El padre de Sam de más clara descendencia maorí (pero ese tipo de maorí que se occidentalizo hace rato) nos recibió entre sonrisas y chistes. Una buena onda increíble para los años que tenia encima. Destacable anfitrión preparo café o té a pedido y convido con muffins y croissants en abundancia para todos. Durante los 20 minutos que estuvimos ahí me trato como un nieto mas.

Seguimos viaje en la comodidad de los amplios interiores del Holden con tapizados de cuero y el aire acondicionado a la temperatura ideal. Escuchando buena música y charlando de todo un poco. Los locales mostraron gran interés y conocimiento previo de Argentina.

Llegando al atardecer me estaba cagando de hambre. Sabia que tenía un sándwich de salamín y queso re aplastado en la mochila, pero sentía que sería un abuso de confianza ponerme a comer el oloroso sándwich en el asiento de atrás, tirando migas sobre el vehículo ajeno que presentaba excelente estado de pulcritud. El tema es que cuando el hambre aprieta se caen los códigos…Estos pensamientos cruzaban mi mente cuando Sam exclamo: me estoy muriendo de hambre! Mariano, te gusta mc dondalds?
Yo: Si…”me encanta” (cuack!)
Sam: bueno, en la próxima ciudad paramos y te pedís el combo que quieras, yo invito!

Típica discusión en el medio de “pago yo, pago yo”, cedí rápidamente y me clave un Doble cuarto de libra.

Ya llegando a Wellington, Sam me dijo que en realidad no iban hasta la Capital, sino hasta Porirua, una ciudad a unos 20 km antes de Welli. Pero que le dijera la dirección exacta del hostel al que iba y que me llevaban.

Sabiendo que era perder el tiempo discutirle que me deje donde fuese que iban ellos y de ahí me arreglaba solo, le escribí a una amiga que está viviendo en el centro para que me dijera la dirección del hostel donde paraba. Si les llegaba a decir que no tenia ningún hotel reservado por ahí hasta me pagaban una pieza en el de ellos en Porirua.

Eran casi las 9 de la noche cuando me dejaron en la puerta del hostel. Les dije la mayor cantidad de palabras de agradecimiento posibles que se me ocurrieron en ingles y nos despedimos.
Reencuentro en el George´s backpakers hostel, con Ceci,una Argentina muy piola que había conocido en Rotorua aproximadamente un mes atrás. Charla, cena y a la cama.


DIA 2

Me levante alrededor de las 9am. Ducha de por medio me fui a desayunar y use la conexión de internet del hostel para sacar el pasaje del ferri. Saque mi boleto para el horario de las 2am del día siguiente. Sabía que iba a estar despierto hasta tarde y viajando de noche me ahorraba una noche de acomodación, mas la ventaja de llegar temprano en la mañana a una ciudad.

Camine todo Wellington: el centro, la costanera, el puerto, el museo. Ya había estado allí antes. Es una ciudad bellísima. Tamaño ideal, limpia, llena de vida; hermosa arquitectura de edificios neocoloniales y pintorescos dispuestos irregularmente y mezclados con intervenciones urbanas modernas, pequeñas plazoletas, puentes, parques y plazas. Varios cafés y bares de fachada antigua contrastando con modernos edificios de mediana altura aquí y allá. Armonía en lo ecléctico. De lo más destacable el museo Te Papa, muy interactivo y diverso.

Me preocupaba un poco la llegada a Picton (isla Sur) a la mañana del día siguiente. ¿Por dónde seguiría bajando? ¿Este? ¿Oeste? ¿Centro? ¿Y si llovía todo el día? ¿Me levantaría alguien si me ponía a hacer dedo? Sabiendo que solo el 25% de la población neozelandesa vive en la Isla Sur, existe un 75% menos de posibilidades de que alguien te levante…

La comodidad del lujo burgués, que ha tantos románticos a convertido, le gano la pulseada al sueño de la aventura hippie. Y compre por internet un pase que me permite ir a 5 destinos que quiera en bondi por $150. Sinceramente hubiese preferido seguir con el dedo, aún más después de tan positiva primera experiencia de Rotorua a Wellington; pero tengo a mi acecho al peor enemigo en la historia del hombre: el tiempo.

Cruce el centro de Wellington en la fría y solitaria noche, sin escuchar mayor sonido que el de mis propios pasos y los semáforos cambiando inútilmente sus luces. Llegué a la estación de ferri y aborde a la 1am. Muy poca gente viaja en el servicio de la madrugada, por lo que me busque el más grande y cómodo sillón de todo el barco, me puse los auriculares y antes de que las turbinas comenzaran a impulsarnos lejos de tierra firme, ya me había perdido en el mundo de los sueños.


DIA 3

Llegamos a Picton a las 6am. Baje del ferri y un servicio gratuito de transporte perteneciente a la misma compañía del crucero me dejo en el centro, donde escapando del frío matinal, entré rápidamente al único café abierto del pueblo. Me acomodé en una mesa junto a la estufa a leña, pedí un café latte y escribí algunas palabras del presente escrito.

Picton es un pueblo de menos de 5000 habitantes. Sus casitas se ubican sobre el valle montañoso que baja rápidamente para encontrarse con el mar. Es en este encuentro que se ubica el puerto, de gran importancia turística y comercial.

Había finalmente decidido bajar por la costa Este hasta Christchurch y desde allí a Queenstown. Como mi autobús salía a la 1pm, utilice mi mañana para hacer un treking de 2hs ida y otras tantas de vuelta hasta la cima de uno de los fiordos que rodea el pueblo. Hasta el punto panorámico Queen Charlotte, desde donde tuve una fantástica vista de águila del pueblo, las montañas y el ferri que me trajo, partiendo en sentido inverso, en el servicio de las 10am.

Llegue a Christchurch a las 6pm y busque un hostel.

No hay mejor lugar para hacer amigos que un hostel. Me prepare un café y no había terminado de tomarlo que ya había entablado relación con un gringo, una holandesa, dos franceses y una argentina. Vimos una peli en el hostel y después salimos a tomar una birra.

Ya había estado anteriormente en Christchurch. Es una ciudad que por lo que cuentan los que la conocieron en su esplendor, fue muy bella y alegre. Hoy en día, un año después de los terremotos, es un lugar con una vibra muy negativa y deprimente desde lo energético. Desde lo visual: edificios parcial y completamente destruidos. En el centro pueden verse tras las vallas de construcción los restos de lo que fue la catedral, con su imponente aguja de la cúpula principal tirada sobre un costado entre ladrillos y restos de los vitrales. Por las calles irregularmente agrietadas calles, gente que vive eternamente atormentada por los pequeños temblores y bajo la constate amenaza de un nuevo terremoto. Gente que lo perdió todo, sus familiares o amigos, sus negocios, sus casas…

Empezaba a llover, cuando volvimos al hostel, me despedí y me fui a dormir, escuchando la lluvia caer sobre lo que esperaba fuese un suelo sin temblores.