jueves, 22 de mayo de 2014

Sydney, segundo round!

La casa es antigua, y tiene un living espacioso, me lleva un minuto despertar mis músculos del letargo en el que los sumergió la lectura, y unos pocos segundos más recorrer el camino hasta la cocina, donde al abrir la heladera me acuerdo que no tengo nada que comer.
Es gracioso como  muchas veces abrimos la heladera, no hay nada para comer, damos una pequeña vuelta por la cocina y 2 minutos más tarde la volvemos a abrir, como si fuese posible que haya aparecido algo que antes no estaba ahí…es eso o que le dimos una segunda consideración a combinar las dos únicas cosas que había en la heladera: algo así como una rebanada de pan viejo, con mayonesa y queso rallado.

Bueno, retomando, esta escases de provisiones se debe en gran parte al hecho de que me mude ayer, en otro pequeño porcentaje a que cuando pude haber ido a hacer las compras más temprano me tire a leer…

El clima en Sydney es muy agradable, incluso en las noche otoñales, y no necesito ponerme una campera para ir de compras. Bajo las escaleras, recorro el  pasillo que desemboca en la puerta metálica, que a su vez conduce al callejón “under” por el cual se accede a la casa.
Al abrir la puerta me llevo la primer sorpresa: un par de tetas exageradamente grandes y prensadas en un corset. Las mismas están a la altura de mis ojos, lo que me lleva a pensar que la mujer a la que pertenecen debe ser de algún país nórdico. Al subir la visa esperando encontrarme un delicado rostro sueco con finos cabellos rubios lloviendo a los costados me llevo la segunda sorpresa: una prominente nuez de Adán, un rostro de facciones duras y angulosas con mandíbulas que parecen haber sido cortadas a hachazos, una capa de 1mm o quizás 2 de maquillaje, algo de barba, largas pestañas postizas arqueadas hasta terminar por arriba de las cejas y una peluca que comenzando rubia funde progresivamente a un colorido purpura.

Cuando logro salir del shock inicial , miro alrededor solo para aumentar mi confusión. Todo el callejón está lleno de travestis y drag queens. Algunos más finos que otros. Entre todos ellos resaltaba por su tamaño (más de dos metros) pero no por su atuendo (zapatos, pantalones y una campera negros, con la inscripción “staff security” en legibles letras blancas), un hombre, posiblemente maorí. Y algo dentro de mi me dijo que era la mejor opción para consultar sobre la situación que nos rodeaba.

El gigante maorí explico que los viernes y sábados, ese callejón es el área de fumadores del boliche gay más grande de Sydeny. Que resulta estar en la misma manzana que mi casa.
Abriéndome paso entre varios olores (perfumes aplicados en exceso, humo de cigarrillo, after shave lotion, etc) llegue a la puerta y salí a la calle.

Aun asimilando el baldazo de agua fría que fue encontrarme semejante cuadro al abrir la puerta de mi casa, me di un segundo para inspeccionar el barrio en las dos cuadras que llevan hasta el super mercado. Note la gran cantidad de gimnasios que hay en la zona, las banderas multicolores colgando por doquier y los anormalmente desmesurados rellenos en los bultos de los maniquíes en los negocios de ropa. Y en medio de toda este bombardeo de información cruzo mi mente el recuerdo de la charla con mi amigo Hernan, el cordobés, cuando dos días atrás luego de yo decirle la dirección a la que me mudaba me dijo: “Ha culiao, te mudaste al barrio de los putos!”

Volviendo un poco más atrás en el tiempo, ni bien llegue a Sydney  tenía pensado no quedarme en esta ciudad mas que algunas horas en el aeropuerto y continuar viajando hacia Cairns. Ciudad en la que ya he vivido antes y reúne varias de las condiciones que para mi gusto hacen una ciudad agradable para vivir. Varios acontecimientos que NO son plausibles de ser contados y publicados en internet hicieron que decida quedarme en esta gran ciudad.
Bien es sabido por la gente que me conoce, que las grandes ciudades no son de mi agrado. Ni siquiera una tan hermosa como Sydney. Pero una cosa llevo a la otra y hoy se cumplen dos meses viviendo aquí.
Si, luego de unas primeras dos semanas con muchas ideas y vueltas me mude a una casa que resulto estar en el corazón del barrio gay de Sydney, que es una de las ciudades en el mundo con mayor porcentaje de población abiertamente declarada homosexual. Puedo dar fe de este último dato, apreciable no solo en el barrio donde de cada 10 personas en la calle 8 son claramente gays o lesbianas, sino en el resto de la ciudad donde se ven convivir en respeto y armonía no solo gente de diversas preferencias sexuales sino también de muchas y muy diferentes nacionalidades, culturas y religiones. Hay dos cosas que yo no tolero en esta vida: una es el racismo, la otra son esos chinos de mierda!

Aclarando que esto último fue una broma, quiero agregar como dato que llama poderosamente la atención la ENORME cantidad de población Asiática que se ve por lo menos en el centro de la ciudad, y por enorme me refiero a mucho mas de la mitad de la gente que se ve caminando por la calle donde hay muchos restaurants, supermercados y negocios atendidos exclusivamente en chino, por chinos y para chinos. Hay incluso, no muy lejos del centro, un zoo donde se los puede alimentar y sacar fotos con los más pequeños.
Algunos meses atrás leí en un artículo, que todos los años publica una prestigiosa agencia de estadísticas, correspondiente a un ranking de las 50 ciudades más habitables del mundo. Este ranking está basado en varios aspectos: oferta y calidad de educación, seguridad, salud, transporte público, oferta laboral, oferta cultural, espacios verdes, espacios públicos, clima, sueldo mínimo, costo de vida, etc.

Australia es el único país que posee 3 ciudades en el top 10, le sigue Canadá con 2. Entre estas 3 ciudades Sydney fue rankeada como la segunda ciudad más habitable DEL MUNDO.
Dicen que Kristina (que recientemente comparo Argentina con Australia y Canadá), sugirió incluir Buenos Aires en el top 10, provocando la risa de todo el comité evaluador.
Sin haber conocido aun muchas de las otras 9 ciudades del top 10, déjenme decirles que este segundo puesto está justificado.

Sydeny es una ciudad grande, moderna, limpia, muy segura y organizada. Cuenta con muchas playas a sus alrededores, todas ellas en bahías de diferentes tamaños, rodeadas de casitas, cafes, restaurants, hoteles y demás negocios mirando al mar. Cuenta además con muchos espacios públicos, grandes plazas y jardines. Varias universidades que atraen estudiantes de todas partes del mundo. Y continuamente se organizan festivales y eventos de todo tipo.

El CBD (central business district), es el centro de la ciudad, donde las grandes compañías (bancos mayoritariamente) elevan sus edificios en un claro gesto de intentar mostrar quien la tiene más grande, literalmente. Quedan un poco relegados en altura, pero no en estilo, diversos hoteles y edificios residenciales. Acercándonos ya al suelo donde caminamos los mortales, el centro de la ciudad conserva intacta las fachadas de los edificios más viejos en su mayoría con frentes de ladrillo, que son un deleite a la vista. Completan las  verederas negocios de todo tipo y una amplia variedad de mobiliario urbano funcional y estéticamente agradable. Limpieza de quirófano y baja contaminación visual. El transporte público es bueno, pero no brillante, si bien los vehículos son una maravilla es muy costoso y la frecuencia es cuando mucho mediocre. Ya que estamos hablando de precios, Sydney también está en el top 10 de las ciudades más caras del mundo. Continuando con los aspectos negativos esta el tema de los controles excesivos y las libertades limitadas, un poco esa sensación de vivir en 1984. Pero creo q es el precio a pagar por vivir en una sociedad segura y ordenada.
Cosas que uno no se puede perder en una visita a esta ciudad son: La Casa de la Opera, Los Jardines Botánicos, cruzar el Sydney Harbour Bridge, recorrer a pie circular Quay y Darling Harbor (el muelle céntrico que da al mar), visitar las playas de Manly y Bondi, hacerse un viajecito hasta las Blue Mountains y tomar el ferry que recorre los acantilados de las costas que rodean la ciudad.

Estos dos meses han transcurrido sin grandes acontecimientos pero me han ayudado a desarrollar la cualidad de la adaptabilidad y la paciencia.


Conocí gente agradable sin haber logrado pasar la superficialidad de los primeros contactos y me re encontré con viejos amigos que siempre es lindo volver a ver. En mis ratos libres camino la ciudad, leo, veo películas y todos los jueves juego al futbol.

¿Planes a futuro? Dicen por ahí que se viene Cairns, tercer round… 

sábado, 23 de marzo de 2013

Un tropezón no es caída


“Gente linda! La semana que viene me mudo a Brisbane con intenciones de pegar un buen laburo, pasar unos meses en la gran ciudad y sobre todo ahorrar unos mangos, si hay alguno por allá que avise, siempre es mejor tomar mates de a dos, sobre todo porque yo no tengo yerba!”. Fue el mensaje que postie en el grupo de facebook llamado “argentinos en Australia”, cuyo logo es un mate con un boomerang.

“Yo llegue a Melbourne hace un mes, pero tengo ganas de mudarme y Brisbane suena como una linda opción. Si queres vemos de llegar por la misma fecha y buscamos alojamiento juntos” Fue la respuesta que obtuve de Caro.
Caro es una chica rosarina de 27 años, petisita, flaquita, de rulitos y ojos verdes. Recientemente recibida de medica, decidió venirse a Australia a hacer una vida acá y con suerte y esfuerzo no tener que volver a Argentina mas que una vez por año a comer un asado con amigos y familiares.

El viejo que me levanto a las afueras de Byron Bay, me dejó a mitad de camino, donde en menos de 5 minutos haciendo dedo fui levantado de nuevo. Esta vez por una pareja de lesbianas que me dejaron en una estación de tren a las afueras de Brisbane. Desde allí tome el transporte publico hasta el centro, donde camine 3 cuadras hasta el hotel que había reservado Caro para los dos. Ella había llegado en tren ese mismo día por la madrugada.

Primer objetivo: conseguir un lugar donde vivir. Prioridades: que sea céntrico y si es posible barato. Luego de tres días de idas y vueltas viendo departamentos y casas (que proporcionaba la búsqueda en internet y diarios) nos decidimos por un hermoso departamento en el corazón mismo de la ciudad. Quizás un poco costoso, pero considerando que cada viaje en colectivo acá sale 5 dólares, con el tiempo y dinero que ahorran vivir en el centro la ecuación daba positiva.

El departamento está en un piso 39, lo que proporciona una vista increíble de la ciudad, el río y los jardines botánicos (un gran parque en el corazón de la ciudad) cuenta con un gran living, un balcón gigante y 3 habitaciones también grandes. De las cuales dos tienen baño propio. Compartimos el departamento con 3 asiáticos que viven en los otros cuartos respectivamente.

El edificio en si es muy moderno y con el alquiler tenemos acceso a una hermosa pileta al aire libre, un jacuzzi, sauna y gimnasio. Todo en el piso 10 del mismo edificio, con muy linda vista al resto de la ciudad.

Segundo objetivo: conseguir trabajo. Prioridades; que no implique favores sexuales, después lo que venga! Con la experiencia previa en el cv, la cara de adoquín y la suerte siempre de mi lado; conseguí trabajo rápidamente en un café céntrico ubicado en el medio de la peatonal, a 4 cuadras del departamento. Si, en una ciudad de 5904 km cuadrados (gracias Wikipedia), el laburo me queda a 4 cuadras. Luego de la primer sema también conseguí trabajo en el estadio de la ciudad. Este último es solo una vez por semana (cuando hay partido), y es sin lugar a dudas el trabajo más fácil que me ha tocado hacer en mi vida. Me pagan 23 dólares la hora por mirar el partido desde los palcos VIP. Si alguna de las 10 personas que están en el palco que cuido yo quiere algo para tomar (solo para tomar, de la comida se encarga otro), tengo que escribirlo en un ticket y se lo doy a un mulo que tengo a mi servicio que lo va a buscar al bar y lo trae, mientras yo sigo parado viendo el partido desde la mejor ubicación posible.

Con respecto a los grandes eventos en Australia, como son los partido de rugby en este estadio que admite 48.000 personas; tengo dos cosas para decir que me llamaron poderosamente la atención. Una es lo amargas que son las hinchadas! No tienen sangre! Parece un partido de riBer contra indesingente! Un horror! Y segundo la organización, de TODO! Es una experiencia nueva y muy interesante ver la organización de un evento de grandes magnitudes desde las entrañas del mismo. Con solo pensar que la compañía que nos contrata, convoca un promedio de 900 empleados por partido (sin contar la policía). Los proveedores, los medios, los equipos, los eventos de entretiempo, las publicidades, los restaurantes, los negocios, etc, etc, etc.

Y no solo dentro del marco del partido, sino antes y después. Al terminar cada partido por ejemplo, la gente sale del estadio directamente a una estación de colectivos donde un constante flujo de colectivos despacha gente en los 4 sentidos (norte, sur, este, oeste). El flujo ininterrumpido se debe a un eficiente re direccionamiento de los peatones y autos particulares en las calles aledañas al estadio, que permiten a los colectivos salir constantemente sin interferencias ni semáforos. Se les suma un gran número de personas con chalecos naranja flúor cuya única función es guiar a las personas que están saliendo del estadio o responder a cualquier consulta que estas puedan tener.

Con esto se busca evitar, entre otras cosas, congestionamiento de autos, accidentes, disturbios y gente conduciendo bajo la influencia del alcohol (recordamos que el rugby es un deporte tan aburrido que el 50% del chiste de ir a ver un partido es tomar cerveza durante el evento). Ha! Me olvidaba, durante una hora y media después del partido, TODOS estos colectivos son gratuitos! Primer mundo le dicen…

Con respecto a Brisbane, que podemos decir? Bueno, es una gran ciudad! Dos millones de habitantes! Es muy moderna y organizada. Se encuentra cerca de la costa, pero no tiene playas (buuuuuuuuu); la rodean algunas sierras pero allá lejos, donde se pierde el horizonte y la atraviesa un ancho, ondulante y caudaloso rio. Su centro comercial o CBD como lo llaman acá, se ubica en una porción de tierra con forma de U formada por el rio; no más ancha de 10 cuadras, rematada en su parte inferior en los ya mencionados Jardines Botánicos. Nuestro departamento queda en el centro mismo de esta U a solo 2 cuadras de los jardines. Cruzando los múltiples puentes se accede a otros barrios de la ciudad. Algunos más pintorescos que otros, pero todos muy modernos, con hermosos parques, muchos comercios y sobre todo restaurants y cafés. Los edificios son increíbles y todos iluminados de noche hacen del centro un lugar bastante impactante de recorrer durante la noche. El transporte público es una combinación de trenes, buses y barcos. Es eficiente, pero costoso.

Dos meses pasaron! Hoy me encuentro escribiendo desde mi habitación de un hostel, donde pasaré mis últimos días en Brisbane antes de subirme a un avión para volver a Cairns. Hace calor y la humedad pesa. Han pasado casi 3 semanas sin ver el sol y la lluvia no da tregua. Caro no encontró trabajo y se mudo a otra ciudad. Sin el único factor positivo que me ataba a este lugar  he decidió volver a otro que tanto me dio. ¿Qué podemos decir de estos dos meses? Lamentablemente no mucho. Llegué en búsqueda de experimentar la vida en la gran ciudad, que no experimentaba desde que dejé mi querida Mar del Plata. Llegué buscando un buen trabajo que me permita ahorrar. Llegue buscando conocer gente y hacer buenos amigos.
Los trabajos que realicé dejaron mucho que desear. En su mayoría bien pagos pero pocas horas, inmersos en el ritmo y el estrés de la ciudad. Nada comparado a servir tragos en un pueblito turístico o una isla.


En mis viajes anteriores he aprendido que los lugares están hechos de las personas que conoces en ellos. Bueno, en Brisbane no genere ninguna conexión humana relevante con ninguno de mis colegas y ninguna de las personas viviendo conmigo.

Pero ningún tiempo es perdido y siempre se aprende algo nuevo. Yo, inesperadamente experimente lo que es la convivencia con una mujer, compartiendo no solo casa sino también habitación y cama por dos meses. Fue como jugar a ser pareja, pero haciendo trampa, corríamos sin la mochila del “hasta que la muerte los separe”. Siempre supimos que iba a durar un par de meses. Lo más loco, fue que todo paso con alguien que conocí el mismo día que me mude. Quien lo diría…Caro fue sin lugar a dudas el único recuerdo lindo que me llevo de Brisbane.

Esta experiencia también me sirvió para reforzar la idea de que no estoy hecho para las grandes ciudades, sin importar que tan primer mundistas están sean. Visitarlas si, vivir en ellas no.

Ese resplandor naranja enfermizo que cubre la ciudad no debería negarnos la infinidad de las estrellas; ese rugido constante de los motores no debería privarnos del irregular cantar de las aves; esos edificios no deberían crecer más altos que los arboles que tanta vida nos dan; y todo esos rostros anónimos no deberían caminar tan apurados sin saber que los nudos de sus corbatas sofocan más que la cima de cualquier montaña. Todos estos gigantescos muros grises, toda esta simetría y todos estos ángulos rectos jamás podrán reemplazar la paz interior que transmiten el verde de las plantas en verano, el azul de los lagos profundos, el blanco de las montañas maquilladas de nieve y el hermoso caos de la naturaleza en todo su esplendor.

lunes, 14 de enero de 2013

Por las vías del Este


Me sueno todos los dedos de las manos y observo esa pequeña línea negra vertical parpadear solitaria en la inmensidad blanca de la pantalla, al comienzo de un archivo de Word que todavía no se ha escrito, y pienso: cuantas cosas pasaron en estas últimas tres semanas ¿por dónde empiezo?. A un lado de la notebook, sobre mi escritorio, el café de la mañana se enfría muy lentamente debido a las altas temperaturas del verano australiano. Mas allá del café, la ventana y el balcón de un piso 39. Abajo la ciudad de Brisbane se extiende bulliciosa. Es viernes por la mañana, y aquí en el centro la ciudad siempre late. Son las 10:20 y todos parecen tener un propósito, un lugar a donde llegar. Y viendo a la gente ir y venir mi mente se pierde en los recuerdos de un mes atrás, en la estación de tren, dejando La Isla, dejando Cairns…


Como en tantas otras ocasiones, las cosas no se dieron exactamente como uno las visualizo en un comienzo. Por distintos factores finalmente NO me sume a la pareja de suecos que vivía con nosotros y compro una van para viajar rumbo sur recorriendo toda la costa este, y tampoco me sume a la van que rentaron mis amigas estadounidenses con el mismo propósito. En su lugar, opte (quizás medio forzado) por la individual: saque un pasaje en tren de Cairns a Brisbane que me permite hacer cuantas paradas desee en esa dirección durante 3 meses. Fue un poco confuso cuando le dije a la pareja de Suecos “voy a hacer lo mismo que hacen ustedes, pero solo y mas rápido”. Risas a parte, emprendí mi viaje con escalofriante falta de planificación, primer destino: Townsville.


Townsville es una ciudad común y corriente, nada especial. Es popular por el simple hecho de ser el punto de partida de todos los ferris hacia Magnetic Island. A pesar del romántico nombre, no hay nada magnético en Magnetic Island, ni nubes de humo negro matando gente, ni osos polares, ni barcos piratas y definitivamente NO se puede viajar en el tiempo. Pero bueno, tampoco se ven antílopes de un solo ojo en Venado Tuerto, ni llueven papas fritas en Coronel Pringles. De cualquier manera es una Isla hermosa, de unos 10km de diámetro. La misma se compone de varias bahías de playas perfectas, con algunos asentamientos urbanos muy pequeños, dos supermercados, algunos restaurantes y dos hostels. Uno de ellos es más bien un resort con pequeñas cabañas dispersas en el bosque, donde decidí pasar mis 3 noches. Disfrute mucho mi tiempo en Magnetic Island ya que no lo encontré sobrevaluado y sobreexplotado por la industria turística. Pase mis días conociendo gente linda, haciendo más de un trekking por las zonas más elevadas de la isla, buscando y encontrando koalas, wallabies, iguanas y varios animales más. Y disfrute de largas horas tirado en solitarias playas leyendo o escuchando música. Mis noches también transcurrieron sencillas por lo general empezando con una ducha, seguido de pizza con cerveza en el bar del resort y yendo a la cama temprano, para comenzar bien descansado al día siguiente, quedándome dormido escuchando todos los sonidos del bosque. Al tercer día, luego del almuerzo volví en ferri hacia Townsville y me senté a esperar en el andén. Próxima estación: Airlie Beach.


Al igual que Magnetic Island, Airilie Beach no despega mucho de cualquier otro pueblito costero australiano. Lo que la hace especial es ser el punto de partida para cualquiera de las 78 islas que componen el archipiélago vecino a ella, incluyendo por supuesto la mítica Whitehaven Beach (playa cielo blanco). Airlie Beach y todas las islas a su alrededor si están fuertemente explotadas por el turismo, es quizás por este motivo que no fue mi lugar favorito a pesar de su increíble belleza. Pase mi primer noche en un de los tantos hostels del pueblo (prolifera el turismo tanto de mochileros como de gente de plata) y al día siguiente me embarque para conocer las islas. Hay dos formas de hacer lo antes dicho: la primera es con un velero gigante, dura 3 días, incluye desayuno, almuerzo y cena, dos noches durmiendo en la embarcación, y recorrido por los puntos más atractivos del archipiélago. La segunda es en un gomon con dos poderosos motores, dura un día, incluye almuerzo y visita los mismos puntos que el anterior. Yo ya he tenido gente subida a mi gomon, pero nunca me subí al gomon de otro, así que opte por la segunda opción.

El paseo fue muy entretenido, los paisajes increíbles. Paramos a hacer snorkel en dos puntos “estratégicos”, que fueron los mejores snorkels que he hecho en Australia, superando con creces la Gran Barrera de Coral y Green Island. Al sumergirse en las cristalinas aguas de los mares de Australia uno se ve abrumado por una explosión de colores y formas de las múltiples especies de corales que han estado desarrollándose allí por los últimos 8000 años. Considerando que el coral crece a un ritmo de 1 a 3 centímetros anuales horizontalmente y de 3 a 10 centímetros verticalmente, las complejas estructuras deslumbrantes en sí mismas ofrecen una belleza aun mayor al observador detallista que se aventura a sumergirse para una inspección más cercana de los mimos. Nadando entre los mismos tortugas, tiburones, rayas y peses de todos los tamaños y colores, completan este asombroso mundo subacuático. Por último, la frutilla del postre: trekking de 20 minutos hasta la cima de la colina que bordea la playa “cieloblanco” con una vista increíble. Toda la inmensidad de una playa de arenas blancas cubiertas parcialmente por aguas poco profundas de un color turquesa claro, hacia el horizonte el mar volviéndose mas y mas oscuro esquivando salpicones de islas para ir a encontrarse con el cielo. Finalmente el descenso hacia la playa a pasar el resto de la tarde tirado panza arriba y lamentablemente el eventual retorno a tierra firme. Próxima estación: Noosa.

Noosa es una ciudad relativamente grande. Su centro turístico es la zona conocida como Noosa Heads. Un lugar que me recordó mucho a Naples en Florida. Careta, snob, adinerada, clase alta, gente de guita, elite privilegiada, son algunos de los adjetivos que definirían a la tipo de personas que frecuentan este destino. La ciudad es hermosísima, esta impecablemente bien cuidada. Tiene una extensa playa en forma de bahía rematada en un parque nacional. El mar se mete en la ciudad con un rio que se ramifica irregularmente, generando el terreno ideal para la construcción de mansiones que gustan de estacionar sus ostentosos yates en el frente. Conseguí alojamiento en un hostel muy agradable donde, como de costumbre en estos establecimientos, pegue onda con viajeros de varios países. En esta ciudad me encontré con dos conocidas argentinas pertenecientes a la comunidad viajera argenta, que están instaladas en la ciudad desde hace un par de semanas. M recibieron muy amigablemente. Compartieron fernet y mate, bienes altamente codiciados por estos pagos. Disfrutamos de la playa, recorrimos el parque nacional, salimos a la noche y nos despedimos. Próxima estación: Byron Bay (con escala en Brisbane y Surfers Paradise)


- Huuuy, te vas para el norte recorriendo la costa? No te podes perder Byron Bay! Es lo más!
- Si si, el mejor lugar! Mi ciudad favorita de Australia!
- Posta! Muy relajada, llena de hippies y surfers!
- Es re chiquito el pueblo, pero muy buenas vibras y muy tranquilo.
Estos eran algunos de los comentarios que escuchaba todos los días entes de irme de Cairns, por lo que mis expectativas en Byron Bay eran altas. Algo que detesto! Expectativas atas derivan casi siempre en catastróficas decepciones.
Y Byron no fue la excepción. Llegue a Byron un 23 de diciembre. Al parecer Byron es el segundo destino más popular en Australia después de Sydney, claro está que es 50 veces más pequeño. Esto deriva en precios ridículamente costosos en restaurants, alojamiento, entretenimientos, bares, etc. Y la incómoda sensación de que te están rompiendo el culo con cada paso que das.
Pude, con dificultad, entender que en otro momento del año sería un lugar hermoso, relajado y tranquilo. Pero del 23/12 que llegue, al 5/01 que me fui, me sentí asqueado de la cantidad de turistas, el trafico y la poca infraestructura para lidiar con ambos.

Durante la primer semana accedí a pagar un extremadamente sobrevaluado hostel. Lleno hasta las pelotas de backpakers de todas partes del mundo, enfiestándose cada noche de la semana. Si hay algo que no se le puede reprochar a Byron es LA joda que hay de lunes a lunes.
A donde fueres haz lo que vieres dice el dicho, así que no quedo otra que estar de joda todas las noches y disfrutar la playa de día. En los días que siguieron me reencontré con toda la gente que vivía con migo en Cairns: Bertram (el alemán), Lauren (la americana), Erik y Sonia (la pareja de Suecos). Y conocí un par de argentinos que estaban viviendo ahí y me consiguieron una changa de limpieza por unos días, como para palear los gastos. Mas allá de esta changa, no tarde mucho en darme cuenta que conseguir un buen trabajo en Byron es menos probable que un recital de Mariano Mores en Villa Fiorito. Para despejarme de toda duda, encontré casualmente un artículo en el diario donde se decía que era la ciudad con mayor índice de desempleo de todo Australia.
A la semana me saturé de la joda y de pagar el sobrevaluado hostel; y, citando a Duhalde, eficiente y capaz presidente que alguna vez supimos tener en Argentina, dije: “que sea lo que dios quiera”.

Y así fue! La primera noche conocí unas argentinas que estaban alquilando una casa y me dejaron quedarme en el sillón. Al día siguiente, volví al hostel a buscar mi valija y unas brasileras de las cuales me había hecho amigo (y que tenían un cuarto doble para ellas solas) me dijeron que se iban esa tarde y habían pagado una noche mas, que si quería usara el cuarto no había drama. La tercera noche, un amigo australiano que conocí hace 3 años en EEUU, y que vive en Melbourn me escribió a facebook que había venido a Byron a pasar año nuevo con un grupo de amigos, que habían alquilado una casa y me podía quedar ahí.
La cuarta noche (y las 4 que le siguieron) finalmente se me termino la suerte y me fui a dormir a la playa. Dormir en la playa al mejor estilo homeless, sin bolsa de dormir y sin carpa, puede sonar duro, pero fue una experiencia hermosa! En una playa en la que no hay viento, no hace frio y sabes que nada te puede pasar. Simplemente acostarse mirando las estrellas, escuchando el mar y lentamente quedarse dormido. Y despertar la mañana siguiente, donde el sol con sus primeros rayos te hace abrir los ojos a la inmensidad de una playa desierta, en la calma del amanecer. Una remera a la cabeza para tapar la luz y a seguir durmiendo un rato mas. Paz, libertad y la hermosa sensación de todo me chupa un huevo!


Cinco de Enero, casi un mes después de dejar Cairns me invadieron unas profundas ganas de parar. De desarmar la valija, de dormir en la misma cama más de 3 días, de tener donde cocinarme, donde cagar, donde lavarme los dientes. Además quería volver a laburar y ahorrar unos mangos. Me estará pegando el viejaso??? Junte mis cosas, me despedí de mis amigos, camine hasta las afueras de Byron y me detuve a un costado de la ruta. En mi mano izquierda: el internacional gesto del puño cerrado con el pulgar en alto; en mi mano derecha: un precario cartel donde se leía “Brisbane”.

Menos de cinco minutos después se detuvo una camioneta, de la puerta del conductor se asomó un viejo de unos 60 y largos con un sombrero típicamente australiano y cara de bonachón. Y con una sonrisa amigable y un pequeño cabezazo en dirección a la ruta dijo “subí que te llevo”.

domingo, 2 de diciembre de 2012

La inspiración dormida



-          - Si, hace muchos años ya que persigo eclipses alrededor del mundo. El ultimo que vi fue en Sud Africa.
Dijo acomodándose el sombrero tejano, y le dio otro sorbo a la cerveza que transpiraba de ansiedad.

Yo secaba un vaso mientras asentía con la cabeza y pensaba: “otro gringo salame que cayó en el truco marquetinero del eclipse”. Y agregue un dato anecdotico a la conversación:

-          Si, dicen que el eclipse total es a las 6:38 am y dura dos minutos.
Y para mis adentros concluí: “¿cómo podes estar pagando $1700 dólares la noche en este resort por dos minutos de eclipse!?”

Le dio los últimos sorbos a la cerveza y se despidió amigablemente dejando unos dólares de propina sobre la barra del bar, como acostumbran los turistas norteamericanos.

A la mañana siguiente estaba más que dispuesto a comprobar que tan pedorro seria el famoso eclipse. Así que puse mi alarma a las 5 30 am, y camino a la playa hice una parada en el bar para hacerme un café latte, y agarrar una o dos facturas.

Camine por la fina y ondulante pasarela de arena que se forma entre el mar y el comienzo de la vegetación cuando hay marea alta. Como siempre en esta isla, el mar iba al encuentro con la orilla en perfecta calma, cero viento, cero olas. Silencio.

Finalmente llegué al extremo este de la isla, donde el grupo de 90 personas que coparon el resort tres días antes (todos ellos americanos, incluyendo varios astrónomos de la NASA), se encontraban instalando sus telescopios, cámaras, trípodes y demás equipamiento costoso para registrar el evento. Elevé un poco la voz y dije en perfecto español: “si alguien le falta un trípode ACA llegó uno!”. Pero la única respuesta fueron miradas confundidas. Caminé entre la tenue luz que precede la aparición del sol buscando un buen lugar, y me senté a tomar mi café, esperando el amanecer.

El sol despegó del mar, color rojo sangre, tiñendo las pocas nubes a su alrededor. Y ascendió rápidamente, volviéndose mas y mas brillante hasta que fue imposible verlo.

Lo que indico el momento exacto de comenzar a usar los “lentes autorizados para ver el eclipse”. Quien es el fenómeno que se le ocurren estas cosas??? Debe ser el mismo que hace vírgenes que lloran sangre, y sale a vender paraguas los días que llueve. Risas a parte, funcionan! Se puede ver directo al sol, que solo se ve como un circulo luminoso, al que poco a poco comenzó a faltarle una parte en su extremo superior derecho. Y la mordida se hacía más grande con cada minuto que pasaba. Cabe la aclaración que de de quitarse los lentes, no se podía ver nada más que el brillo infinito del sol. Era una mañana común y corriente, ni más oscura, ni más brillante. 

El sol brillo pleno, sin poder notarse la luna en su camino hasta EXACTAMENTE las 6:38am, cuando en no más tiempo que un segundo los lentes no fueron necesarios. El sol había desaparecido por completo. En un parpadeo el día se volvió noche. El cielo se cubrió de estrellas, que se arrodillaban ante un dios: ese gran anillo de luz, en medio de toda la oscuridad, arrojando una atmósfera de tensión que erizaba los pelos. Todas las especies de aves tropicales que habitan la isla volaban confundidos en todas direcciones, y los seres humanos, no menos confundidos que los pájaros, se debatían entre sacar una foto o seguir mirando tan tremendo espectáculo.

Exactamente 120 segundos después (que pudieron haber sido 10 segundos o 10 horas), la luna siguió su curso, la noche se volvió día en un pestañear que rompió el hechizo que tenia hipnotizada a toda una multitud. La gente aplaudió, celebró y minutos después se dedicaron a disfrutar las bellezas de la isla en lo que fue un atareado día laboral para mí y mis colegas.



Es la primera vez, desde que comencé con el blog que paso tanto tiempo sin escribir. También es la primera vez en mucho tiempo que paso más de 4 meses en una misma ciudad. Supongo que la cotidianidad y la rutina derivaron en eventos menos interesantes para ser escritos y leídos, que la excitación que produce viajar constantemente, visitando nuevos lugares, nuevas personas y viviendo nuevas experiencias, siempre resultado de viajes muy poco planeados.

Hoy, cinco meses después de haber llegado a Cairns, me encuentro a dos semanas de dejar esta hermosa ciudad. Se baja otro telón, pero el show continua… Es un buen momento para mirar atrás y sacar algunas conclusiones. En el último párrafo de la ante última subida a este blog escribí: “promete ser una buena temporada, veremos cómo se dan los factores ahorro, amigos, minas, lugar donde vivir, tiempo libre, etc.”

Bueno, con respecto a la temporada ha sido una excelente. Pude combinar satisfactoriamente trabajo y placer. Aprendí mucho del oficio de barman, diferentes licores, cervezas, vinos, marcas, cocktalis, malabarismo con botellas, etc. Se logro el objetivo principal: ahorrar plata, y el secundario: ser feliz. Jaja.

En lo que refiere a los amigos, fue difícil entablar relaciones profundas al principio, pero con el tiempo logre vínculos muy estrechos con Bertram (un alemán que conocí la primer semana en el couch surfing) y Lauren (una yankee que arranco el mismo día que yo en la isla). También me alegro el alma la llegada a mitad de temporada de Flor, una gran amiga argentina que conocí en Asia y que no sabía cuánto quería hasta que la tuve cerca de nuevo. Curioso que terminaríamos todos viviendo en la misma casa, lo que estrecho aun mas los vínculos.

Con respecto a las minas no me puedo quejar. Aunque a veces ya dan ganas de dejar un poco el rock y ponerse serio. Momentos de debilidad supongo…

¿Lugar donde vivir? Bueno, en 5 meses me mude 3 veces de casa. Siempre en el mismo barrio (centro a 6 cuadras del mar), y por suerte termine viviendo con gente muy piola, en una casa hermosa, en un cuarto para mí solo que disfrute mucho los días que no me quedaba a dormir en la isla.

Finalmente, en mi tiempo libre hice de todo un poco. Mucha naturaleza, cascadas, selva, mar, snorkel, treking, cliff jumping, paseo en helicóptero, nado con tortugas, con tiburones, ejercicio, beach volley y mucha, pero mucha noche. Quizás mas de la que debería. Pero el hecho de ser una ciudad tan turística provee algo interesante para hacer de lunes a lunes, y a veces es difícil decir no, cuando en la casa siempre hay alguno con ganas de salir porque no trabaja al día siguiente y el centro está lleno de bares abiertos con gente de todas partes del mundo.

Como mencioné antes, se está bajando el telón. Pero detrás del escenario ya se prepara el siguiente acto. Atado con alambre y pegado con cinta se proyecta el alquiler de una van con Lauren y dos amigas de ella de EEUU, para viajar a lo largo de toda la costa Este de este gigantesco país parando en cuanta hermosa playa de arenas blancas podamos. Destino final: Byron Bay. Una pequeña ciudad que según se no ha informado es tan hermosa como turística. Mucha gente joven, mucho surf y esperemos muchas posibilidades de pegar laburo para pasar el verano una vez más disfrutando y ahorrando. Atrás quedaran gente que voy a extrañar mucho pero el mundo es tan chico que hace rato ya no digo más “adiós”; me acostumbre a decir “hasta la próxima”.

sábado, 4 de agosto de 2012

del trabajo en la isla y la fábula del pez


Dios le da pan al que  tiene dientes…y le da tuco al que no tiene pan. Dos semanas atrás comenzaba a trabajar en uno de los mejores trabajos que he tenido en mi vida. Hoy, mientras escribo estas líneas, me encuentro de  “licencia médica”, sentado en la cama de mi habitación, con la pierna elevada para bajar la presión que los fluidos ejercen sobre mi hinchado y dolorido tobillo. Y todo comenzaría tan solo dos días atrás…

Me levante por la mañana desayune un mix de cereales con yogur y fruta, me puse el uniforme del trabajo y me fui caminando despacito, por la verada del sol, escuchando música; hasta llegar al muelle donde me encontraría con mis compañeros de trabajo, todos aguardando la subida del último turista al ferry  que representa la luz verde para abordar a quienes trabajamos en la isla.

Subí al ferry, me serví un buen café caliente con leche, tome un par de masitas dulces de la canasta y me busque un buen asiento.  Quince minutos después, mi cerebro se adormentaba con el leve balanceo del bote contra las aguas del océano tropical,  sumado a la tenue vibración del motor. Mis parpados se cierran en esa misma línea del paisaje donde los verdes morros de tierra firme se encuentran con el constante océano que le baña los pies. Al caer en el mundo de los sueños comienzo a sufrir una pesadilla: estoy en una gran ciudad, enorme, donde casi me puedo sentir alguien. Soy un punto imperceptible. Me levanto temprano, muy temprano y tengo que correr para llegar a algún lado, no sé exactamente a donde, pero al igual que el conejo de Alicia sé que estoy llegando tarde, siempre se hace tarde en la ciudad. Corro por las calles de esta gran urbe. Es gris, sucia y está abarrotada de gente. Gente respirando hollín y llorando alquitrán. Busco el sol, no lo encuentro. Corro aun mas, me subo a un tren, luego a un subte, luego a un colectivo y finalmente corro un poco más. Empiezo a quedarme sin aire, los edificios crecen alrededor mío, tan grises como el cemento del suelo, como las personas a mi alrededor, como el cielo que nos cubre. Busco una salida, no la encuentro. Me queda poco aire. Un vendedor ambulante me ofrece un frasco con “aire puro” a muy buen precio, me dice que me apure, mañana podría costar el doble. Busco mi billetera, no la tengo. ¿me robaron?. Veo mis manos vacías, arrugarse y envejecer en cuestión de segundos, me encorvo, mi cabello se vuelve blanco y comienza a caerse, me encorvo aun mas hasta tocar el suelo con las manos. La gente, siempre llegando tarde, comienza a caminar sobre mi. Y asi, rápidamente y sin darme cuenta, mi gris se funde con el del suelo, con el de las paredes, con el del todo.

Abro lo ojos. Llegamos! La isla es verde y pura, bañada por el sol. El mar, totalmente transparente, ya no esconde sus tesoros, es mas lo expone a los maravillados transeúntes que caminan por el muelle.  El coral, los coloridos peces y las simpáticas tortugas nos miran desde abajo, distorsionados por ese eterno cielo de agua ondulante. Llego a tierra y esquivo algunas palmeras, tan arqueadas como las sonrisas de mis colegas diciendo “good morning!” y finalmente llego al bar.


Comienzo con las tareas de apertura del bar: pongo el cambio en la caja, hago 4 o 5 cafés para calentar la maquina, reemplazo las tapas de las botellas de los licores por picos vertedores, corto algunos gajos de limas para las coronas y deshojo algunas ramas de menta para los mojitos.

La primera camada suelen ser los empleados de la isla, que llegan con la mejor onda a pedir su “café con descuento” de la mañana. Uno se va acostumbrando y empieza a asociar los cafés con las caras: Mike: latte half strenght, Sheila: capuccino double shot, Jenn: americano strnog, etc.

Luego vienen oleadas aleatorias o clientes aislados.  Antes del medio día por lo general café, después de las doce cerveza y cocktails. La hora pico es antes de irnos, entre las 15:00 y las 16:00. Donde todos vuelven de la playa, de bucear o de hacer snorkel y quieren relajarse con un refrescante trago antes de tomarse el ultimo barco que deja la isla, el de las 16:30.

Todo parcia otro agradable día de trabajo en el paraíso, cuando sentí la molestia. Leve, nada de qué preocuparse. Una pequeña molestia en el tobillo. Como con las ganas de mear, con el pasar de las horas, la molestia devino en malestar y el malestar en dolor. Con el dolor decidí prestar atención a la zona afectada: mi tobillo se veía rojo y tres veces del tamaño de uno normal. Se me hace difícil caminar en un principio y luego me encuentro haciendo un gran esfuerzo por estar en pie. Lo más preocupante de todo es el motivo, ya que no había sufrido de torcedura o golpe alguno.

Andrew mi manager se dio cuenta de la situación y me indico hacer reposo.
_ Si mañana no estás mejor te llevamos a un doctor.
Al día siguiente amanecí igual. Andrew me consiguió unas muletas (hubiese preferido unas mulatas) para ayudarme a caminar hasta el ferry y me saco un turno en el consultorio más cercano al muelle, en la ciudad.

Tras un leve vistazo y un tanteo de los ganglios linfáticos, el doctor, hombre de pocas palabras) diagnostico sin dudarlo: “infección severa de celulitis”. Para vos gil que crees que la celulitis son solo los pozos que se les hacen a las minas en las piernas te dejo el link de wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Celulitis

Inyección en el orto y antibióticos para toda una semana de reposo y me despedí del doctor.



Algunos días atrás fue mi primer franco en la isla. Como empleado del resort use mi beneficio de excursiones gratuitas a la barrera de coral, que incluyen transporte, equipo de buceo o snorkel y almuerzo. Mientras recorría lentamente la belleza y la diversidad de la barrera de coral más grande del mundo, centre mi atención en un pez relativamente grande y colorido. Mi ignorancia me impide aportar el dato de su nombre, pero me aventure a seguirlo por unos minutos. Se desplazaba lentamente y con gracia. Su colorida fisionomía lo hacia un espectáculo magnifico de ver. Tanta belleza…Entonces, ascendió algunos centímetros hacia la superficie, y quedo a un brazo de distancia de mi cara. Podía apreciar más aun su gran tamaño, su belleza, sus colores, su respiración, sus movimientos; cuando de repente dejo salir por el culo una catarata de mierda,  que para mi sorpresa me di cuenta que no solo no se hundía sino que ascendía. Comencé a aletear y patalear intentado alejarme, pero ya era demasiado tarde: me había cagado un pez.


¿Cual es la moraleja? mmm no estoy seguro de que halla una. Mejor preguntarse: ¿Que aprendimos de las dos experiencias ocurridas en la última semana? Bueno lo que yo saque en limpio, es que sin importar que bien estén yendo las cosas, o que agradable sea una situación, siempre es esperable un poco de mala fortuna. No hay que tomárselo como algo personal, o como un gran acontecimiento, sino como que estas cosas pasan: los tobillos se infectan y los peces cagan. Siempre fue así y así seguirá siendo. Lo mejor que podemos hacer es usar estas experiencias para valorar más los momentos de dicha. Valorar el poder ir caminando todos los días a trabajar, sin un dolor en el tobillo. Valorar poder explorar los corales sin ser cagado por los peces. Solo el que prueba un trago amargo cada tanto, sabe apreciar mejor lo dulce!

sábado, 21 de julio de 2012

Pegue laburo y me quede en bolas!

Corría el día 3 de Junio y me encontraba vagando por las calles de Sydney. Mi destino estaba marcado: ¿dónde? En Cairns, extremo nor-este de este gigantesco país. ¿cuándo? El 18 de Junio, fecha en la que debía presentarme en la isla ante las personas que me contrataron. ¿El problema? 3000km de distancia y 11 días al pedo. ¿La solución? Y…como siempre, el universo proveerá…y proveyó!

Las primeras dos noches me fui a visitar unos amigos de Mardel que (casualmente) viven en Manly. Manly resulta ser un suburbio muy bonito ubicado a escasos 25 minutos en ferry de la gran capital. Tiene una relativamente amplia playa en forma de paréntesis, edificios no más altos de 4 pisos (en su gran mayoría dedicados al turismo), un ancha peatonal llena de comercios de todo tipo y una hermosa costanera en la cual me sorprendió ver tanta gente todos los días de la semana haciendo toda clase de deportes: trote, caminata, vóley, surf, boxeo, yoga, etc. Tanto solos, en pareja, en grandes grupos como con el carrito y el bebe. En verano debe volverse desagradablemente concurrido, pero en esta época del año, si bien de noche hace mucho frio, durante las horas de mayor sol se puede ir a la playa y disfrutar como un día de primavera tardía en Mar del Plata.

Con los pibes la pase de diez, súper buena onda, pegaron un depto de puta madre en una colina, pegadita a la playa, con una hermosa vista panorámica de la costa y la ciudad (salado)! No me podían hacer el aguante por mucho tiempo porque a los dos días llegaban una pareja amiga de Mardel a vivir con ellos. Se lleno el gallinero y me fui a un hostel, al Manly Backpackers ($26 la noche, medio pelo mal peinado, pero buena onda), a solo una cuadra de la playa frecuentada por abundantes surfistas y a tres cuadras de la peatonal comercial. En principio seria solo por una noche al día siguiente me iría sacar un pasaje a Cairns y hacer tiempo allá. Pero…

Al día siguiente conseguí dos cosas: Un pasaje aéreo a muy buen precio ($170 y es temporada alta!) de Sydeny a Cairns, el inconveniente es que para pagar ese precio me veía obligado a quedarme haciendo tiempo en la capital (o en Manly) hasta el 15 de Junio, fecha del vuelo. Y fue saliendo del hostel cuando de casualidad vi a la recepcionista pegando un aviso en la cartelera: “se busca mochilero para trabajos varios en una casa - pago $20 la hora libre de impuestos - te paso a buscar y te dejo en el hostel – solo un día de trabajo – Preguntar por Rob – 04503126765”. Llamado de por medio ya tenía trabajo para el día siguiente. Con un día de laburo por lo menos me bancaba la semana al pedo en el hostel.

Rob resulto ser un fenómeno! El mejor jefe que tuve en mi vida! Es un tipo muy leído, de descendencia armenia, petiso, cincuentón, de sonrisa imborrable; dedicase a la construcción y a la edición de videos. Actualmente ha decidido tomarse un tiempo sin trabajar para dedicarse a remodelaciones en su casa (básicamente pintarla por fuera y colocar un piso de mármol italiano en el patio trasero, alrededor de la pileta). Para dichas tareas se busco una mano derecha, que vine a ser yo.

Me paso a buscar por el hostel a la hora indicada, y tras un viaje en el que demostró un agudo sentido del humor, llegamos a la casa y me dijo: ¿queres un café?. Yo decidí seguirle la joda y dije: si, pero me gusta suave y con mucha leche y si es posible algo para comer.  De no creer, a los 5 minutos volvió de la cocina con un café suave, hecho con mucha leche y unas masitas que había preparado su esposa. Ese resulto ser el primero de muchos aperitivos a los que me invito cada una hora y media o dos horas de trabajo. A ellos se les sumarian abundantes y diversos almuerzos que siempre venían servidos con un “come tranquilo, tomate tu tiempo, no hay apuro”. E incluso una cena con toda la familia en la que fui el invitado de honor. Rob me enseño mucho de Australia, tuvimos extensas conversaciones de música, política, historia, arte y diferencias culturales entre nuestros países, mientras pintábamos tranquilamente las paredes de su hogar. También se hablo mucho de ecología y trabajo social, ya que está profundamente comprometido con ambas tareas.

La vida transcurrió tranquila, durante una semana en la que pude ahorrar casi 1000 dólares, con un trabajo relajado y distendido. Un solo día de la semana no pudimos trabajar porque lloviznaba. Ese día me conseguí por medio de la misma cartelera del hostel, un trabajo en el zoológico de Sydney. Era solo por un día y consistía en descargar de un camión fardos de pasto para los animales. Este si fue duro, pero también me pasaron a buscar, me trajeron, me dieron de comer abundante y me pagaron $25 la hora, libre de impuestos.

La fecha llegó. Me despedí de Rob y de los pibes. Pase mi último día en Manly sin trabajar. En la playa, jugando al vóley toda la tarde. Por la noche me fui a Sydney, donde camine por la calles, vi un show de fuegos artificiales, y fui a una “Fiesta Argentina” organizada por el grupo de facebook “Argentinos en Australia”, donde se tomo fernet, se bailo cumbiancha y se charlo mucho en español!

Cuando se viaja por el mundo sin demasiada planificación, uno se vuelve más vulnerable al factor sorpresa, a lo desconocido, a lo inesperado… Lo inesperado a veces esta bueno, y valla si fue inesperado con lo que me encontré en la casa de Mike, mi próximo host de couchsurfing…

Mike tiene cuarenta y monedas, vive solo en un barrio a unos 20km del centro de Cairns. Su casa, que dista 150 metros de la playa, es alojamiento gratuitito para un buen numero de backpackers (o couchsurfers) de cualquier sexo, edad y nacionalidad; en constante recambio.

Me fue a buscar al aeropuerto ni bien llegue a Cairns. Acompañado de los otros 5 backpackers que tenia al momento. Dejamos mi valija en la casa, me cambie los jeans y la campera por ropa más adecuada al clima tropical y nos llevo todo el día de excursión al “far north” (lejano norte), hasta donde llega la ruta. Mas allá, se extienden otros 800km de territorio Australiano escazamente poblados, solo accesibles en vehículos 4x4. En el recorrido fuimos parando en varias playas vírgenes y adentrándonos algunas veces en los rainforest (selva) en busca de algunos piletones de agua dulce, reflejando en su transparencia un puro color esmeralda, espejo del misterioso bosque que celosamente la rodea. Pero no fue sino hasta la vuelta que se dio la gran sorpresa…

Cuatro horas de manejo después, llegamos a la casa bastante tarde. Al entrar, note con asombro que todos comenzaban a sacarse la ropa, con total naturalidad. Habiendo notado mi reacción, uno se aventuro a arrojar un poco de luz sobre lo que para mí era un confuso episodio: “haaa seguro que no leíste todo el perfil de Mike antes de mandar la solicitud para couchsurfing! Dice bien clarito que su casa es un espacio nudista!”

Jugadisimo…

“A donde fueres haz lo que vieres” dice el dicho. Así que copiando la naturalidad de los demás, procedí a quedarme en bolas. Y en bolas se cocino, se comió y después cada uno a dormir a algún sillón de la casa.

En los días siguientes lidie con algunos trámites antes del día de mi llegada a la isla. Saque la tarjeta del banco, el tax file number (algo como el cuit de allá), e hice el curso de 3hs de servicio responsable de alcohol, requerimiento indispensable  para cualquier trabajo en el que se sirvan bebidas alcohólicas. Les sorprendería ver cuántas reglas tiene este país, y como se cumplen!

Siempre me pasa cuando bajo de un avión, que no hay nadie esperándome. Y veo aquí y allá personas formalmente vestidas, sosteniendo carteles con nombre de otras personas. Personas importantes seguramente. Personas que están siendo esperadas por algún motivo. Llegaron a ese aeropuerto para HACER algo, son alguien y tienen un propósito. Y yo siempre paso de largo como un fantasma a ver si duermo en el aeropuerto o me voy a buscar un hostel de mala muerte por ahí. Pero en la Isla, este fantasma se volvería alguien!

Finalmente el esperado 18 de Junio llego. El día en que se realizaría mi presentación oficial en el resort, en la Green Island. Y ya en el pequeño puerto rodeado de veleros, una joven empleada, muy bien vestida, sostenía un cartel con mi nombre y apellido…casi se me pianta un lagrimon!

El viaje en ferry es un tanto largo (50 minutos), pero el paisaje es bellamente incansable, y se ofrece café con leche y galletitas varias de cortesía (“esto va a ser mi desayuno los próximos 3 meses” pensé para mis adentros).

En lo que respecta a la isla en sí, supero mis expectativas, que desgraciadamente eran altas (altas expectativas conducen en un 90% de los casos a grandes decepciones). Green Island, es una isla ubicada sobre la barrera de coral mas grane del mundo conocida como “great reef barrier” y nombrada patrimonio universal de la humanidad por la UNESCO. En la misma solo existe un resort 5 estrellas obviamente llamado “Green Island Resort” (mi nueva compañía). El mismo cuenta con 38 habitaciones que van de $350 p/noche la más barata a $750 p/noche la suit VIP. Toda el complejo es ECO FRIENDLY al extremo, cuidando al máximo el entorno por el cual lucra.  Abundante vegetación  de un intenso verde en el centro solo separada del mar turquesa puro que la rodea por una angosta franja de arena ámbar claro.  El resort cuenta además con un restaurant, una pileta, pequeños kioscos de recuerdos y helado, un centro de buceo y un bar junto a la pileta que como sabrán es donde tendría que trabajar yo. Como a mi modesto entender ninguna descripción y/o foto le haría justicia a la isla quizás este video llene los huecos que las palabras no supieron llenar: http://www.youtube.com/watch?v=tdHIBOXeofQ

Mayor aun fue mi emoción cuando vi que Andrew, el manager del departamento de food and beberage, fue hasta el final del muelle a esperar nuestra llegada. Digo “nuestra” porque en ese instante me entere que junto con migo era la presentación de dos chicos y una chica mas. Nos recibió de muy buen agrado y nos condujo a una sala de reuniones.

Si me venía sintiendo apreciado y en un ambiente profesional, aun no había visto nada! La sala de reuniones era amplia, minimalistamente decorada, con una mesa rectangular en el centro, alrededor de la misma cuidadosamente colocadas 6 sillas. Jade, la manager de recursos humanos se encontraba ya sentada en una de ellas, Andrew se sentó a su derecha, y nos invito a sentarnos en las cuatro sillas restantes, frente a las cuales sobre la mesa había cuatro vasos con agua, cuatro lapiceras y cuatro carpetas, cada una con nuestros nombres y apellidos.

En una reunión que duro hora y media se nos explico nuestras obligaciones, responsabilidades y beneficios. Entre estos últimos destacan excursiones gratis ilimitadas a todas las atracciones de la Isla, incluyendo buceo (si, buceo que para la gilada sale como 200 mangos por dia) descuentos en todos lados y membrecía de acceso ilimitado para el Green Island Social Club. Un espacio en la isla dedicado solo a empleados del resort, con bar, cantina, living con sillones, LCD gigante, nintendo wi, play station, pool, pileta, etc. Además 9% de aportes jubilatorios a pagar el día que nos vallamos sumado a otro 9% en concepto de vacaciones pagas.

Particularmente a mí se me dijo que dos días a la semana voy a dormir en la isla. Estos días me proveen un cuarto, sabanas, toallas, baño privado, desayuno, almuerzo y cena.

Bueno, como verán promete ser una buena temporada. Veremos cómo se dan los factores ahorro, amigos, minas, lugar donde vivir, tiempo libre. Esto solo lo dirá la rutina, aunque dudo mucho que en esta vida exista tal cosa…


PD: disculpen tanta intromisión y aclaración de precios y costos, pero algunos seguidores del blog, son personas que están por venirse para acá y le interesa saber esos numero, para ir haciéndose una idea.


martes, 3 de julio de 2012

No más fantasmas en esta Opera


Estoy sentado en un taburete, en algún aula de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Mis pupilas oscilan del dibujo que estoy realizando al libro de Arquitectura Moderna del cual intento copiar mi dibujo. Mis manos pendulan en arcos que intentan recrear las perfectas curvas de esos fantásticos techos. Al pie de la imagen, en el libro, se lee: “Opera House, Sydney, Australia”. Mi mente se ausenta por un instante en otros pensamientos: ¿Cómo será por dentro? ¿Cómo será estar parado al lado? ¿Cómo serán sus proporciones, su espectacularidad?  Y sobre todo ¿cómo será la ciudad que la rodea? ¿Sus calles, sus gentes?. Mi vista se pierde en el techo, entre la blanca luz de los fluorescentes y me digo casi en un suspiro: quizás algún día…

Y ese día llegó. Tan solo algunos años después. Hoy me encuentro recorriendo las calles de esta maravillosa ciudad. Donde gigantescos rascacielos se elevan majestuosamente hasta las nubes. Abajo, en cambio, caminamos las hormigas entre fachadas de edificios antiguos, de una arquitectura exquisita, impecablemente conservados y respetados por la avasallante modernidad. Shopping comerciales, cafés, restaurants son el empapelado de estas calles por las cuales circula un abundante, pero ordenado caudal de gente, con un claramente dominante porcentaje de asiáticos e indios, que entre ambos debe ascender al 80 u 85 % de las personas que se ven en las calles. Muy similar a lo que veíamos sorprendidos en la calles de Auckland, en Nueva Zelanda, allá, poco más de un año atrás. Siguiendo con la estadística y los porcentajes, diremos que de ese 20% de los locales, la mitad son mujeres. Y de esas mujeres el 90% deben ser (o parecen) modelos; no hay ni una que no tenga un armónico corte de cara, nariz respingada, linda boca y sobre todo dos faroles gigantes por ojos.

Las mejores ubicaciones de la ciudad, con hermosas vistas a la costa y el puerto donde circula un igualmente intenso flujo de veleros y botes, han sido destinadas a espacios públicos. Grandes plazas y parques. Majestuoso jardines con una variadísima flora, caen con leves pendientes hacia el océano, y se ven atravesados por serpenteantes caminos donde turistas y locales circulan en armonía. Pequeños kioscos, bebederos y fuentes de todo tipo completan el maravilloso paisaje, que transmite paz, en medio de una generosamente poblada metrópoli.

Una vez en el puerto, de cara al mar, se elevan majestuosos el Rey y la Reina de este reino.
Él, el Sydney Harbour Bridge, un puente de hierro  descomunal, casi agresivo, une como un potente brazo de acero dos pedazos de firme tierra, desde donde lo ve todo, y es visto por todos. A pocos metros, celosamente contemplada por él, se encuentra ella, la Casa de la Opera, por siempre blanca, por  siempre fresca, por siempre moderna, por siempre bella. Entre ambos, el mar; de una limpieza y transparencia destacables, considerando la ubicación a los pies de una gran ciudad, con todos sus habitantes, todos sus turistas y todos sus barcos.

Mis actividades durante el fin de semana fueron típicamente turísticas. El universo me bendijo con dos excepcionales días soleados, de temperaturas muy agradables considerando la época del año. Recorrí las calles, cruce el Sidney Harbour Bridge a pie, di una vuelta de 360° alrededor de la Casa de la Opera y entre hasta donde se permitía entrar sin haber pagado, recorrí Shoppings y centros comerciales, hice una excursión guiada por la casa del gobernador (con todos los protocolos y las giladas de la realeza), asistí al museo de Arte Contemporáneo de Sydney (bastante decepcionante para ser sinceros), también el museo de arte de Sydney (donde es difícil decir que es más bello e inspirador: si el edificio en si o las obras que se hallan dentro), y finalmente vi una impactante muestra fotográfica en la Biblioteca Pública, de las mejores fotos del 2012 publicadas por la National Geographic y las ganadoras del premio Pulizer; todas en calidad super HD y colocadas en grandes marcos de 1.5m por 2.5m aproximadamente. La nota de color estuvo dada por el casual encuentro en la calle principal del centro de Sydney (George st), con la cantante y actriz del momento Katy Perry, quien se hallaba asistiendo a la premier de su nueva película. Pude verla a menos de un metro, no solo a ella sino también a otros famoso invitados a la premier como Emma Watson (la pibita de Harry Potter, que ya está bastante crecidita).

También fluctué de actividades más snob, como sentarme en la terraza de un restaurant italiano bien careta ubicado en el muelle con vista a la casa de la Opera, a almorzar una buena pizza de jamón crudo, rúcala y parmesano; acompañado como no podía ser de otra manera con una birra italiana Moretti. A actividades más de mochilero como frecuentar los pubs de ultima de “$3 dólar drinks all day all week”. Comer como un rey, tomar como un mendigo…en la facu solía ser al revés. Si bien me di una pequeñísima pincelada, aun no me hallo en condiciones de juzgar la joda australiana con precisión…habrá que esperar.

A todo esto se preguntaran: ¿donde dormía el pibe? ¿Por qué no entablo relación con otros mochileros en el hostel? La respuesta es porque esta vez quise experimentar algo diferente al hostel. Tranquilos, no fue el Sheraton ni el Four Seasons. Conseguí donde alojarme gracias a couchsurfing (surfeando sillones).

Para aquellos que no conocen, cauchsurfing.com, es un sitio web, similar a una red social donde personas de todo el mundo ofrecen voluntariamente sus hogares a viajeros en tránsito pidiendo nada a cambio; luego de la misma manera que ellos han compartido sus hogares, podrán ser bien recibidos por otros miembros de couchsurfing en todo el mundo. De mas esta decir que la confianza, el respeto y la buena predisposición son los tres pilares que soportan el sistema.
Como yo soy un pibe de confiar, respetuoso y siempre bien predispuesto (ponele…) me hice una cuenta y a los pocos días conseguí una persona que me aloje en Sydney.
Hamis Fejo es un australiano que se mudo a Sydney a estudiar medicina, tiene 21 años y una personalidad tan insulsa que no merece mayor descripción. Su departamento en cambio es un modesto dúplex de estudiante, con una excelentísima ubicación en pleno centro de Sydney. Por un departamento como este paga $380 dólares por semana. No por la calidad del mismo, sino por su ubicación. El duerme en el piso de arriba y me ofreció un colchón inflable para que durmiera en la planta baja. Sabanas limpias, toallas, una llave extra del departamento para que pueda entrar y salir a mi gusto y rematado en un “agarra lo que quieras de la alacena” convirtieron a Hamish en un buen anfitrión.

A pesar de haberme encontrado con una bellísima y amigable ciudad, y un buen lugar donde parar; los fantasmas siempre rondan en la cabeza. Las dudas. ¿Conseguiré trabajo? ¿Cómo será? ¿Dónde viviré? ¿En qué ciudad? ¿Sera en una casa?...¿Estere feliz?. Los de afuera dirán: “pero ya has hecho varios viajes, estas canchero con eso”. No, nunca se está “canchero” al llegar solo a un lugar que no conoces, donde no estuviste nunca, tan lejano de donde naciste y te criaste, con su clima, sus distancias, su cultura, su gente. En mayor o menor medida, siempre es un desafío.
Es por esto que en un vago intento por disipar estos fantasmas, desde Argentina dedique mucho tiempo y esfuerzo mandando curriculums online a cuanta oferta laborarl apareciera: desde “se busca tester de preservativos con modelos vivas” a “vacante para escolta de la reina en su visita a Australia”. En un 90% de los casos no hubo respuesta, en un 9% recibí un endulzado “sos un fenómeno, pero no quedaste”. Pero un día, para mi sorpresa , mientras caminaba las calles de Sydney, recibí la llamada…

Era Sally, del Green Island Resort, ubicado en una mini isla sobre la gran barrera de coral, a 40 minutos en ferri de la costa de Cairns, en el extremo norte de Australia, allá muy cerca de Indonesia.

Me decía que había quedado pre seleccionado para la posición de barman en el bar de la piscina del hotel. Quería saber si era un momento oportuno para realizar la entrevista telefónica.

MI respuesta fue obvia.

Sally prosiguió contándome los detalles del trabajo: La isla pertenece al Santuario Billabong, es muy pequeña y solo tiene un Resort con 40 habitaciones. Mi trabajo seria de 8:30 a 16:30 en la barra de la piscina, sirviendo todo tipo de bebidas. Estaría trabajando un mínimo de 38hs semanales, con posibilidades de estirarse a 55 si es una semana atareada. Al pago es de 18.5 dólares la hora, se le suman estadía paga en una habitación de hotel, 3 comidas diarias, excursiones de buceo pagas, y “gigantescos” descuentos en productos Billabong. También menciono que había una vacante de mozo, para la cual se me estaba considerando, con los mismos beneficios pero mayor sueldo y sin alojamiento y comida.

Sally le dio pie a Andrew, manager del área de comidas y bebidas, poniéndonos en teleconferencia junto con el Manager general de la Isla. La entrevista duro casi 40 minutos  donde me preguntaron aspectos de mi personalidad, porque había elegido Australia, el teléfono de los managers que había tenido en otros restaurants y cafes, y finalmente si tenía mucha experiencia como barman haciendo tragos. En lugar de decir: “NO, no tengo ni la más puta idea!” suavicé:

“…bueno, la verdad que el área donde me siento mas cómodo es como mozo, lidiando con la gente, porque es donde más experiencia tengo. Sin embargo, en muchas ocasiones en que el barman del restaurant ha estado muy ocupado he preparado yo mismo algunos tragos. A esto se le suma ocasiones en donde el barman del lugar a faltado al trabajo y me ha tocado reemplazarlo. Generalmente solo como una medida de emergencia, pero bueno, es algo. Ha! Y… quizás no sea muy importante, pero siempre que nos juntamos con mis amigos, me encanta ser yo quien prepara los tragos para todos!”

A lo ultimo me la jugué con un chiste que fue bien recibido.

La entrevista fue satisfactoria y me dijeron que me esperaban el 17 para comenzar a trabajar el 18. Ellos me proveerían el uniforme, solo tenía que llevar zapatos.

Al día siguiente comencé a averiguar pasajes de avión, ya que estamos hablando de distancia que van entre los 2500 a los 3000 y pico de kilómetros.

La primer mala noticia es que mi llegada a Australia resulto en plenas vacaciones de estudiantes, que tienen como destino predilecto para sus vacaciones la zona nor-este del país, por lo que pasajes de cabotaje que por lo general salen $160 dolares, están en $480.

La primer buena noticia es que para la semana que viene estos pasajes vuelven a bajar.

La segunda mala noticia es que Hamish me puede hacer el aguante con el hospedaje solo hasta el martes de esta semana.

La segunda buena noticia es que por una de esas extrañas casualidades de la vida, en Manly (una península en frente a Sydney) vive Liky. Liky es un amigo del gran músico y amigo mío Nelson Gesualdi con el que tuvimos la oportunidad de compartir mas de una noche de jolgorio, allá en Mar del Plata. El pibe, que es muy buena onda, resulta estar viviendo a un ferri de distancia, y se ofreció de muy buen agrado a alojarme.

En estos días tendré que resolver si quedarme “haciendo tiempo” aquí, o ya emprender viaje al Norte.

Como podrán ver esta aventura Australiana comenzó un poco como era de esperarse: improvisando y emparchando, pero también conociendo, explorando, aprendiendo y disfrutando. El llamado de Sally soplo los fantasmas de mi mente, como la suave brisa marina sopla la arena blanca de las cálidas costas de la Green Island. Este trabajo promete ser soñado, pero habrá que esperar para comprobarlo. Con el trabajo vendrá el asentamiento y con el asentamiento una de las cosas más linda de estos viajes que es conocer gente y formar relaciones humanas nuevas.