jueves, 22 de mayo de 2014

Sydney, segundo round!

La casa es antigua, y tiene un living espacioso, me lleva un minuto despertar mis músculos del letargo en el que los sumergió la lectura, y unos pocos segundos más recorrer el camino hasta la cocina, donde al abrir la heladera me acuerdo que no tengo nada que comer.
Es gracioso como  muchas veces abrimos la heladera, no hay nada para comer, damos una pequeña vuelta por la cocina y 2 minutos más tarde la volvemos a abrir, como si fuese posible que haya aparecido algo que antes no estaba ahí…es eso o que le dimos una segunda consideración a combinar las dos únicas cosas que había en la heladera: algo así como una rebanada de pan viejo, con mayonesa y queso rallado.

Bueno, retomando, esta escases de provisiones se debe en gran parte al hecho de que me mude ayer, en otro pequeño porcentaje a que cuando pude haber ido a hacer las compras más temprano me tire a leer…

El clima en Sydney es muy agradable, incluso en las noche otoñales, y no necesito ponerme una campera para ir de compras. Bajo las escaleras, recorro el  pasillo que desemboca en la puerta metálica, que a su vez conduce al callejón “under” por el cual se accede a la casa.
Al abrir la puerta me llevo la primer sorpresa: un par de tetas exageradamente grandes y prensadas en un corset. Las mismas están a la altura de mis ojos, lo que me lleva a pensar que la mujer a la que pertenecen debe ser de algún país nórdico. Al subir la visa esperando encontrarme un delicado rostro sueco con finos cabellos rubios lloviendo a los costados me llevo la segunda sorpresa: una prominente nuez de Adán, un rostro de facciones duras y angulosas con mandíbulas que parecen haber sido cortadas a hachazos, una capa de 1mm o quizás 2 de maquillaje, algo de barba, largas pestañas postizas arqueadas hasta terminar por arriba de las cejas y una peluca que comenzando rubia funde progresivamente a un colorido purpura.

Cuando logro salir del shock inicial , miro alrededor solo para aumentar mi confusión. Todo el callejón está lleno de travestis y drag queens. Algunos más finos que otros. Entre todos ellos resaltaba por su tamaño (más de dos metros) pero no por su atuendo (zapatos, pantalones y una campera negros, con la inscripción “staff security” en legibles letras blancas), un hombre, posiblemente maorí. Y algo dentro de mi me dijo que era la mejor opción para consultar sobre la situación que nos rodeaba.

El gigante maorí explico que los viernes y sábados, ese callejón es el área de fumadores del boliche gay más grande de Sydeny. Que resulta estar en la misma manzana que mi casa.
Abriéndome paso entre varios olores (perfumes aplicados en exceso, humo de cigarrillo, after shave lotion, etc) llegue a la puerta y salí a la calle.

Aun asimilando el baldazo de agua fría que fue encontrarme semejante cuadro al abrir la puerta de mi casa, me di un segundo para inspeccionar el barrio en las dos cuadras que llevan hasta el super mercado. Note la gran cantidad de gimnasios que hay en la zona, las banderas multicolores colgando por doquier y los anormalmente desmesurados rellenos en los bultos de los maniquíes en los negocios de ropa. Y en medio de toda este bombardeo de información cruzo mi mente el recuerdo de la charla con mi amigo Hernan, el cordobés, cuando dos días atrás luego de yo decirle la dirección a la que me mudaba me dijo: “Ha culiao, te mudaste al barrio de los putos!”

Volviendo un poco más atrás en el tiempo, ni bien llegue a Sydney  tenía pensado no quedarme en esta ciudad mas que algunas horas en el aeropuerto y continuar viajando hacia Cairns. Ciudad en la que ya he vivido antes y reúne varias de las condiciones que para mi gusto hacen una ciudad agradable para vivir. Varios acontecimientos que NO son plausibles de ser contados y publicados en internet hicieron que decida quedarme en esta gran ciudad.
Bien es sabido por la gente que me conoce, que las grandes ciudades no son de mi agrado. Ni siquiera una tan hermosa como Sydney. Pero una cosa llevo a la otra y hoy se cumplen dos meses viviendo aquí.
Si, luego de unas primeras dos semanas con muchas ideas y vueltas me mude a una casa que resulto estar en el corazón del barrio gay de Sydney, que es una de las ciudades en el mundo con mayor porcentaje de población abiertamente declarada homosexual. Puedo dar fe de este último dato, apreciable no solo en el barrio donde de cada 10 personas en la calle 8 son claramente gays o lesbianas, sino en el resto de la ciudad donde se ven convivir en respeto y armonía no solo gente de diversas preferencias sexuales sino también de muchas y muy diferentes nacionalidades, culturas y religiones. Hay dos cosas que yo no tolero en esta vida: una es el racismo, la otra son esos chinos de mierda!

Aclarando que esto último fue una broma, quiero agregar como dato que llama poderosamente la atención la ENORME cantidad de población Asiática que se ve por lo menos en el centro de la ciudad, y por enorme me refiero a mucho mas de la mitad de la gente que se ve caminando por la calle donde hay muchos restaurants, supermercados y negocios atendidos exclusivamente en chino, por chinos y para chinos. Hay incluso, no muy lejos del centro, un zoo donde se los puede alimentar y sacar fotos con los más pequeños.
Algunos meses atrás leí en un artículo, que todos los años publica una prestigiosa agencia de estadísticas, correspondiente a un ranking de las 50 ciudades más habitables del mundo. Este ranking está basado en varios aspectos: oferta y calidad de educación, seguridad, salud, transporte público, oferta laboral, oferta cultural, espacios verdes, espacios públicos, clima, sueldo mínimo, costo de vida, etc.

Australia es el único país que posee 3 ciudades en el top 10, le sigue Canadá con 2. Entre estas 3 ciudades Sydney fue rankeada como la segunda ciudad más habitable DEL MUNDO.
Dicen que Kristina (que recientemente comparo Argentina con Australia y Canadá), sugirió incluir Buenos Aires en el top 10, provocando la risa de todo el comité evaluador.
Sin haber conocido aun muchas de las otras 9 ciudades del top 10, déjenme decirles que este segundo puesto está justificado.

Sydeny es una ciudad grande, moderna, limpia, muy segura y organizada. Cuenta con muchas playas a sus alrededores, todas ellas en bahías de diferentes tamaños, rodeadas de casitas, cafes, restaurants, hoteles y demás negocios mirando al mar. Cuenta además con muchos espacios públicos, grandes plazas y jardines. Varias universidades que atraen estudiantes de todas partes del mundo. Y continuamente se organizan festivales y eventos de todo tipo.

El CBD (central business district), es el centro de la ciudad, donde las grandes compañías (bancos mayoritariamente) elevan sus edificios en un claro gesto de intentar mostrar quien la tiene más grande, literalmente. Quedan un poco relegados en altura, pero no en estilo, diversos hoteles y edificios residenciales. Acercándonos ya al suelo donde caminamos los mortales, el centro de la ciudad conserva intacta las fachadas de los edificios más viejos en su mayoría con frentes de ladrillo, que son un deleite a la vista. Completan las  verederas negocios de todo tipo y una amplia variedad de mobiliario urbano funcional y estéticamente agradable. Limpieza de quirófano y baja contaminación visual. El transporte público es bueno, pero no brillante, si bien los vehículos son una maravilla es muy costoso y la frecuencia es cuando mucho mediocre. Ya que estamos hablando de precios, Sydney también está en el top 10 de las ciudades más caras del mundo. Continuando con los aspectos negativos esta el tema de los controles excesivos y las libertades limitadas, un poco esa sensación de vivir en 1984. Pero creo q es el precio a pagar por vivir en una sociedad segura y ordenada.
Cosas que uno no se puede perder en una visita a esta ciudad son: La Casa de la Opera, Los Jardines Botánicos, cruzar el Sydney Harbour Bridge, recorrer a pie circular Quay y Darling Harbor (el muelle céntrico que da al mar), visitar las playas de Manly y Bondi, hacerse un viajecito hasta las Blue Mountains y tomar el ferry que recorre los acantilados de las costas que rodean la ciudad.

Estos dos meses han transcurrido sin grandes acontecimientos pero me han ayudado a desarrollar la cualidad de la adaptabilidad y la paciencia.


Conocí gente agradable sin haber logrado pasar la superficialidad de los primeros contactos y me re encontré con viejos amigos que siempre es lindo volver a ver. En mis ratos libres camino la ciudad, leo, veo películas y todos los jueves juego al futbol.

¿Planes a futuro? Dicen por ahí que se viene Cairns, tercer round…