“Gente linda! La semana que
viene me mudo a Brisbane con intenciones de pegar un buen laburo, pasar unos
meses en la gran ciudad y sobre todo ahorrar unos mangos, si hay alguno por
allá que avise, siempre es mejor tomar mates de a dos, sobre todo porque yo no
tengo yerba!”. Fue el mensaje que postie en el grupo de facebook llamado
“argentinos en Australia”, cuyo logo es un mate con un boomerang.
“Yo llegue a Melbourne hace
un mes, pero tengo ganas de mudarme y Brisbane suena como una linda opción. Si
queres vemos de llegar por la misma fecha y buscamos alojamiento juntos” Fue la
respuesta que obtuve de Caro.
Caro es una chica rosarina de 27 años, petisita, flaquita, de rulitos y ojos verdes. Recientemente recibida de medica, decidió venirse a Australia a hacer una vida acá y con suerte y esfuerzo no tener que volver a Argentina mas que una vez por año a comer un asado con amigos y familiares.
Caro es una chica rosarina de 27 años, petisita, flaquita, de rulitos y ojos verdes. Recientemente recibida de medica, decidió venirse a Australia a hacer una vida acá y con suerte y esfuerzo no tener que volver a Argentina mas que una vez por año a comer un asado con amigos y familiares.
El viejo que me levanto a
las afueras de Byron Bay, me dejó a mitad de camino, donde en menos de 5
minutos haciendo dedo fui levantado de nuevo. Esta vez por una pareja de
lesbianas que me dejaron en una estación de tren a las afueras de Brisbane.
Desde allí tome el transporte publico hasta el centro, donde camine 3 cuadras
hasta el hotel que había reservado Caro para los dos. Ella había llegado en
tren ese mismo día por la madrugada.
Primer objetivo: conseguir
un lugar donde vivir. Prioridades: que sea céntrico y si es posible barato.
Luego de tres días de idas y vueltas viendo departamentos y casas (que
proporcionaba la búsqueda en internet y diarios) nos decidimos por un hermoso
departamento en el corazón mismo de la ciudad. Quizás un poco costoso, pero
considerando que cada viaje en colectivo acá sale 5 dólares, con el tiempo y
dinero que ahorran vivir en el centro la ecuación daba positiva.
El departamento está en un piso 39, lo que proporciona una vista increíble de la ciudad, el río y los jardines botánicos (un gran parque en el corazón de la ciudad) cuenta con un gran living, un balcón gigante y 3 habitaciones también grandes. De las cuales dos tienen baño propio. Compartimos el departamento con 3 asiáticos que viven en los otros cuartos respectivamente.
El edificio en si es muy
moderno y con el alquiler tenemos acceso a una hermosa pileta al aire libre, un
jacuzzi, sauna y gimnasio. Todo en el piso 10 del mismo edificio, con muy linda
vista al resto de la ciudad.
Segundo objetivo: conseguir
trabajo. Prioridades; que no implique favores sexuales, después lo que venga!
Con la experiencia previa en el cv, la cara de adoquín y la suerte siempre de
mi lado; conseguí trabajo rápidamente en un café céntrico ubicado en el medio
de la peatonal, a 4 cuadras del departamento. Si, en una ciudad de 5904 km
cuadrados (gracias Wikipedia), el laburo me queda a 4 cuadras. Luego de la
primer sema también conseguí trabajo en el estadio de la ciudad. Este último es
solo una vez por semana (cuando hay partido), y es sin lugar a dudas el trabajo
más fácil que me ha tocado hacer en mi vida. Me pagan 23 dólares la hora por
mirar el partido desde los palcos VIP. Si alguna de las 10 personas que están
en el palco que cuido yo quiere algo para tomar (solo para tomar, de la comida
se encarga otro), tengo que escribirlo en un ticket y se lo doy a un mulo que
tengo a mi servicio que lo va a buscar al bar y lo trae, mientras yo sigo
parado viendo el partido desde la mejor ubicación posible.
Con respecto a los grandes eventos en Australia, como son los partido de rugby en este estadio que admite 48.000 personas; tengo dos cosas para decir que me llamaron poderosamente la atención. Una es lo amargas que son las hinchadas! No tienen sangre! Parece un partido de riBer contra indesingente! Un horror! Y segundo la organización, de TODO! Es una experiencia nueva y muy interesante ver la organización de un evento de grandes magnitudes desde las entrañas del mismo. Con solo pensar que la compañía que nos contrata, convoca un promedio de 900 empleados por partido (sin contar la policía). Los proveedores, los medios, los equipos, los eventos de entretiempo, las publicidades, los restaurantes, los negocios, etc, etc, etc.
Y no solo dentro del marco del partido, sino antes y después. Al terminar cada partido por ejemplo, la gente sale del estadio directamente a una estación de colectivos donde un constante flujo de colectivos despacha gente en los 4 sentidos (norte, sur, este, oeste). El flujo ininterrumpido se debe a un eficiente re direccionamiento de los peatones y autos particulares en las calles aledañas al estadio, que permiten a los colectivos salir constantemente sin interferencias ni semáforos. Se les suma un gran número de personas con chalecos naranja flúor cuya única función es guiar a las personas que están saliendo del estadio o responder a cualquier consulta que estas puedan tener.
Con esto se busca evitar,
entre otras cosas, congestionamiento de autos, accidentes, disturbios y gente
conduciendo bajo la influencia del alcohol (recordamos que el rugby es un
deporte tan aburrido que el 50% del chiste de ir a ver un partido es tomar
cerveza durante el evento). Ha! Me olvidaba, durante una hora y media después
del partido, TODOS estos colectivos son gratuitos! Primer mundo le dicen…
Con respecto a Brisbane, que
podemos decir? Bueno, es una gran ciudad! Dos millones de habitantes! Es muy
moderna y organizada. Se encuentra cerca de la costa, pero no tiene playas
(buuuuuuuuu); la rodean algunas sierras pero allá lejos, donde se pierde el
horizonte y la atraviesa un ancho, ondulante y caudaloso rio. Su centro
comercial o CBD como lo llaman acá, se ubica en una porción de tierra con forma
de U formada por el rio; no más ancha de 10 cuadras, rematada en su parte
inferior en los ya mencionados Jardines Botánicos. Nuestro departamento queda
en el centro mismo de esta U a solo 2 cuadras de los jardines. Cruzando los
múltiples puentes se accede a otros barrios de la ciudad. Algunos más
pintorescos que otros, pero todos muy modernos, con hermosos parques, muchos
comercios y sobre todo restaurants y cafés. Los edificios son increíbles y todos
iluminados de noche hacen del centro un lugar bastante impactante de recorrer
durante la noche. El transporte público es una combinación de trenes, buses y
barcos. Es eficiente, pero costoso.
Dos meses pasaron! Hoy me
encuentro escribiendo desde mi habitación de un hostel, donde pasaré mis
últimos días en Brisbane antes de subirme a un avión para volver a Cairns. Hace
calor y la humedad pesa. Han pasado casi 3 semanas sin ver el sol y la lluvia
no da tregua. Caro no encontró trabajo y se mudo a otra ciudad. Sin el único
factor positivo que me ataba a este lugar
he decidió volver a otro que tanto me dio. ¿Qué podemos decir de estos
dos meses? Lamentablemente no mucho. Llegué en búsqueda de experimentar la vida
en la gran ciudad, que no experimentaba desde que dejé mi querida Mar del
Plata. Llegué buscando un buen trabajo que me permita ahorrar. Llegue buscando
conocer gente y hacer buenos amigos.
Los trabajos que realicé dejaron mucho que desear. En su mayoría bien pagos pero pocas horas, inmersos en el ritmo y el estrés de la ciudad. Nada comparado a servir tragos en un pueblito turístico o una isla.
Los trabajos que realicé dejaron mucho que desear. En su mayoría bien pagos pero pocas horas, inmersos en el ritmo y el estrés de la ciudad. Nada comparado a servir tragos en un pueblito turístico o una isla.
En mis viajes anteriores he aprendido que los lugares están hechos de las personas que conoces en ellos. Bueno, en Brisbane no genere ninguna conexión humana relevante con ninguno de mis colegas y ninguna de las personas viviendo conmigo.
Pero ningún tiempo es perdido y siempre se aprende algo nuevo. Yo, inesperadamente experimente lo que es la convivencia con una mujer, compartiendo no solo casa sino también habitación y cama por dos meses. Fue como jugar a ser pareja, pero haciendo trampa, corríamos sin la mochila del “hasta que la muerte los separe”. Siempre supimos que iba a durar un par de meses. Lo más loco, fue que todo paso con alguien que conocí el mismo día que me mude. Quien lo diría…Caro fue sin lugar a dudas el único recuerdo lindo que me llevo de Brisbane.
Esta experiencia también me
sirvió para reforzar la idea de que no estoy hecho para las grandes ciudades,
sin importar que tan primer mundistas están sean. Visitarlas si, vivir en ellas
no.
Ese resplandor naranja
enfermizo que cubre la ciudad no debería negarnos la infinidad de las estrellas;
ese rugido constante de los motores no debería privarnos del irregular cantar
de las aves; esos edificios no deberían crecer más altos que los arboles que
tanta vida nos dan; y todo esos rostros anónimos no deberían caminar tan apurados
sin saber que los nudos de sus corbatas sofocan más que la cima de cualquier
montaña. Todos estos gigantescos muros grises, toda esta simetría y todos estos
ángulos rectos jamás podrán reemplazar la paz interior que transmiten el verde
de las plantas en verano, el azul de los lagos profundos, el blanco de las
montañas maquilladas de nieve y el hermoso caos de la naturaleza en todo su
esplendor.